Pie de foto: Mayabeque en el Moncada.

“Estoy vivo de milagro”, fue la frase que en una ocasión pronunció  Gerardo Sosa Rodríguez al recordar los días, junto a un grupo de hombre, cuando decidió cambiar el rumbo de su país.

Por su tamaño pequeño sus compañeros lo nombraban Sosita, él sin alterarse, alegaba que la estatura de los hombres buenos se mide de la cabeza al cielo y no al revés. A pesar de los golpes de la vida nunca perdió su capacidad de sonreír.

Nació en Quivicán, el 4 de marzo de 1929, pero se crió en la capital Siempre trabajó en el sector de la gastronomía.

Cuando el Golpe de Estado de Batista, laboraba como dependiente en el cabaret Tropicana y ese mismo día, lo dejaron cesante.

Conoció a Fidel antes del 10 de marzo. Sosa era de la juventud ortodoxa e iba mucho a Prado 109, donde se reunían los miembros de esa agrupación, allí lo vio por primera vez.

Fue uno de los escogidos para asaltar la Posta 3 del Cuartel Moncada. Es encarcelado junto con otros revolucionarios hasta que se celebró el juicio por la causa 37 de 1953 que es absuelto con un grupo de compañeros en el mes de octubre del propio año pues se declararon inocentes por órdenes de Fidel para poder continuar la lucha y reorganizar el movimiento.

Después de 1959 ocupó diversas responsabilidades, durante muchos años dirigió el comercio y la gastronomía, en el municipio de Diez de Octubre hasta que se jubiló.

Recibió por sus servicios a la Patria numerosas condecoraciones y distinciones. Falleció el 14 de marzo de 2008 en La Habana. (LHS)