En esta etapa estival, quien tiene la suerte de estar en casa, debe aprovechar el momento para dedicárselo a la familia, a los niños, a hacer lo que por lo general no puede por falta de tiempo y también, tomarse un respiro.
Es muy común que en época de vacaciones queramos realizar en familia aquella salidita al parque de diversiones o esa excursión a un sitio histórico, de la que tanto hablamos durante todo el año, y que para nuestros niños, más que en un deseo familiar se convirtió en la promesa que hicieron papá y mamá y que ahora les toca cumplir.
Para pesar de muchos de los que vivimos de un salario, esas ansiadas vacaciones se tornan un tanto complicadas.
Debemos hacer malabares para económicamente mantener el consumo diario del hogar, saciar el “tengo hambre” de los pequeños de casa e intentar, al menos por una ocasión, cumplir aquella promesa de salir de paseo.
La rutina vacacional del cubano ha dado un giro total. En mis tiempos, como diría cualquier paisano, las vacaciones se dividían entre la playa, la casa de los abuelos y un par de veces al parque de diversiones.
Pero en esta nueva época del To Está Caro hay que pensarlo mejor: un viaje a cualquier parque vale ampliamente un ojo de la cara. Tengamos en cuenta que allí hasta la risa cuesta.
Nos van quedando las opciones de la playa, porque el agua es gratis, aunque un asiento hasta Jibacoa supera los 250 pesos y la casa de los abuelos, esos que siempre esperan de brazos abiertos y sin quejarse.
Pensándolo bien, mejor regreso al inicio de mi comentario: en esta etapa estival quien tiene la suerte de estar en casa, debe aprovechar el momento para dedicárselo a la familia, a los niños, a hacer lo que por lo general no puede por falta de tiempo y también, a tomarse un respiro. Pero inventando en casa para no quedar como el Gallo de Caraballo: pelao en agua fría.
Tomado de Radio Jaruco