En los próximos días inicia la rendición de cuenta de los delegados del Poder Popular ante sus electores en esta provincia, el primer proceso de este tipo en el actual período de mandato gubernamental.
De un lado, en las once Asambleas Municipales de la provincia se organiza el proceso y la preparación de los representantes del pueblo, como elemento clave adquiere trascendencia.
Por otra parte los comentarios en torno al tema, el debate social se enciende, ¿Rendición de cuenta en estos momentos con lo difícil que está todo, reuniones en medio de los apagones? Y otros criterios, porque en eso de opinar los cubanos vamos a la vanguardia.
Ciertamente la compleja situación del país impacta en el proceso asambleario pero ya sabemos que encontrar el momento ideal para cualquier actividad en Cuba resulta difícil. El cerco imperialista, su presión y empeño afinado en acabar con la Revolución no han logrado el propósito pero si han provocado en más de 60 años mucho sufrimiento y carencias materiales al pueblo y ahora mismo vivimos uno de las etapas más tensas agravada por la crisis económica internacional.
Los procesos de rendición de cuenta están establecidos en el reglamento de las Asambleas del Poder Popular y dentro de las funciones de los delegados amparados por la Constitución de la República y no podemos renunciar a esos espacios para el diálogo y el debate franco, y menos alejarnos en ser protagonistas en el rol del Gobierno.
La rendición de cuenta es el momento de evaluar la gestión de nuestro delegado a casi un año de haberlo elegido, de hablar de los problemas del barrio, del comportamiento de las entidades y organizaciones que allí están enclavadas.
El liderazgo del delegado y su desempeño serán determinantes en la asistencia de los electores. Este no es el momento de la confrontación y de los lamentos, sino de la unidad y el sentido común, de pensar cómo aportar con creatividad para que el país mejore, de hablar con franqueza de la situación actual, de aclarar dudas, y sobre todo de exigir y cerrar filas ante la negligencia, la falta compromiso y lo mal hecho que inciden en cada circunscripción y que responden a problemas netamente subjetivos.
Es decisión de cada elector asistir y participar en su asamblea. Lo que sí está claro es que en el barrio palpita Cuba y desde allí también se defiende el presente y el futuro. Al país, lo que es del país, y al barrio, lo que es del barrio.