Mayabeque, Cuba: Una sabia frase certifica que Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios. Sin embargo, el esfuerzo individual y la motivación por los estudios no son los denominadores comunes de los adolescentes y jóvenes de hoy.
Así lo pude corroborar en la más reciente visita al Instituto Preuniversitario (IPU) Raquel Pérez, ubicado en el municipio de San José de las Lajas, en la provincia de Mayabeque. Aunque desde enero el claustro de profesores intensificó la preparación de los estudiantes de doce grado, con vistas a las pruebas de ingreso a la Educación Superior, solo figuraban en un aula 17 alumnos que recibían las lecciones del profesor de Historia Norberto Jacinto Barrueta.
Thaidí Hernández Hernández y Antony Sobredo Fuentes eran dos de los enfrascados en el estudio de la apasionada asignatura, con la perspectiva de obtener excelentes calificaciones para optar por las carreras de Telecomunicaciones y Veterinaria, respectivamente.
Pero por desgracia no es la aptitud que impera en el IPU. De una matrícula de 165 estudiantes de duodécimo grado, solo 88 tienen la disposición para realizar las pruebas de ingreso y de esa cifra, alrededor de 20, son los únicos que reciben día a día los seminarios y conferencias para fortalecer el contenido y obtener calificaciones por encima de 60 puntos en las tres asignaturas a examinar en mayo próximo.
El resto del estudiantado (77) se acogerá a las grandes bondades del presente Proceso de ingreso, que aunque alega no perder los principios básicos (Rigor, Transparencia y Mejor Derecho) y tener una oferta de mayor precisión a las necesidades territoriales, a mi juicio, no incentiva el esfuerzo de la mayoría y sí da cabida al conformismo y a las actitudes oportunistas.
En Cuba, con el actual proceso de ingreso a la Enseñanza Superior, se aboga por una oferta superior de carreras a la demanda de los alumnos, para de esta forma hacer valer el derecho de todos a la universidad, incluso, de aquellos que suspenden o ni siquiera se presentan a los exámenes. Dicha salvedad trae por consiguiente la disminución del nivel de calidad de los estudiantes y que no se sientan estimulados a prepararse, porque como ellos mismos acentúan, “de todas formas nos van a dar carreras”.
Y es cierto, en el cuarto o quinto otorgamiento pueden optar por una carrera universitaria, sin previa preparación y arrastrando además las lagunas del déficit de educadores. Entonces, ¿cuál es el resultado en la mayoría de los casos? El abandono de la carrera por no asumir desde el preuniversitario el espíritu de sacrificio y la auto-exigencia.
Para el profesor Norberto Jacinto Barrueta la medida perjudica además a la escuela debido al elevado por ciento de suspensos, que no está en correspondencia con el esfuerzo del claustro de profesores que imparte hoy preparación para 17 o 20, en lugar de la mayoría.
Los jóvenes tienen desmotivación por el estudio, por muchos factores sociales, pero el ponérselo fácil, no es el imán para incentivarlos a ello. Hay que buscar la motivación, la competencia y el estímulo para aquellos que se esfuerzan y el día de mañana se entregarán a una carrera universitaria por cinco años para formarse como excelentes profesionales. Soy de las apasionadas por el estudio, la superación y el sacar el máximo de cada cual, pero también de las que defiende la necesidad de oficios en una sociedad. Es una utopía que todos seamos universitarios.
A mi criterio personal, se debe apostar más por la no interrupción del proceso docente-educativo, por la cobertura docente y el rigor e incentivo al estudio desde las primeras enseñanzas para al llegar el momento y por decisión propia el estudiante apueste por la enseñanza superior. Solo de esa forma forjaremos profesionales talentosos para ponerle corazón a Cuba. Como dijera José Martí “Ser culto es el único modo de ser libre”, siempre apegados a la senda del sacrificio para alcanzar el triunfo. (rda)