En cada 6 de octubre se repite la misma historia, las condolencias, las ofrendas florales y el recuerdo e inmenso dolor del primer día cuando 73 personas inocentes perdieron su vida en una nave de Cubana de Aviación que cayó al mar, víctima de un vil atentado terrorista.

Aquel triste 6 de octubre de 1976, 57 cubanos, 11 guyaneses y 5 coreanos, quedaron sin vida en pocos minutos de agonía y desesperación y en pocos días se supo que había sido un acto de sabotaje, quienes fueron sus autores materiales e intelectuales, y que detrás de ellos alentándolos y pagándoles, estuvo la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Al planificar y ejecutar el asesinato de los tripulantes y pasajeros del avión de cubana entre los cuales figuraban trabajadores, estudiantes y deportistas del equipo juvenil de esgrima, que cumplían en el exterior con modestia y dedicación tareas asignadas por la Patria, pretendieron aterrorizar a nuestro pueblo.

Pero, se equivocaron, una vez más, ni aquel abominable crimen, ni las agresiones más bestiales han podido ni podrán jamás matar las ideas por la libertad, la justicia el honor que guía la lucha del pueblo cubano y mucho menos detener la marcha victoriosa de nuestra Revolución.

Sobradas razones para que a 44 años del crimen de Barbados, los hijos del Caimán Barbudo seguimos exigiendo justicia por este y otros, que tanto dolor ha causado a nuestro pueblo. Nos unimos a aquella voz que desde la historia anunció que ¡Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla! (BSH)

Milay Vega Villar

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