Mayabeque, Cuba: Cada ciudadano tiene el deber de cuidar la propiedad pública y social, acatar la disciplina del trabajo, respetar los derechos de los demás, observar las normas de convivencia socialista y cumplir los deberes civiles y sociales.
La falta del sentido de pertenencia colectiva lleva a muchos por caminos de deshonestidad y egoísmo, al destruir lo que el Estado y el pueblo trabajador construye.
Escribir en las paredes, tirar las puertas, rayar sillas y mesas, maltratar libros, bancos, baños, ómnibus u otros objetos creados con fin público, refleja, ante todo, mala educación y baja sensibilidad ante el esfuerzo que se hace para garantizar el bien común.
Permitir que en hospitales, policlínicos, consultorios médicos, escuelas y parques, aparezcan visibles señales de descuido y suciedad es verdaderamente imperdonable, en especial cuando se sabe que son resultado de un alto costo desde el punto de vista de la inversión.
Eso es consecuencia de la inadecuada formación de valores en la sociedad, pero también es fruto de la falta de exigencia y supervisión por parte del personal que labora en las instalaciones.
La familia debe hacer más conciencia sobre el cuidado de los bienes materiales que el Estado pone a disposición de todos, porque preservar la propiedad social e intensificar el combate contra las indisciplinas que atentan contra ella, garantizará que las generaciones futuras también puedan recibir los frutos de esta Revolución socialista. (YDG)