Después de seis meses de lucha contra la Covid-19 el uso del nasobuco sigue siendo una necesidad para evitar el contagio con este virus y además para protegernos de otras enfermedades.
Ese artículo devenido cotidiano en nuestro atuendo, y aunque a algunos nos costó aceptar por la falta de costumbre y las molestias para respirar, ha sido nuestro mejor aliado.
El uso del nasobuco está entre las medidas más efectivas para evitar el contagio con el SARS-CoV-2 y es un hecho probado. Nos protege y elimina las probabilidades de que el virus llegue a nuestro organismo.
Nunca antes un minúsculo pedazo de tela había sido tan útil para preservar la salud. Con la llegada de la pandemia esta mascarilla como algunos le dicen se fue haciendo parte de nosotros.
Al principio hubo reticencia, luego comprensión y aceptación y hoy cuando alguien se percata que está en la calle sin nasobuco pareciera que está desnudo en público o cogido in fraganti.
El nasobuco llegó para quedarse, es nuestro mejor escudo en la prevención de enfermedades transmisibles como la Covid-19 y otras ifecciones. Tener gripe era estar la moda en Cuba en otros momentos. Hoy la moda pasó y ahí es determinante la compañía del nasobuco .
Cuando la Covid-19 sea vencida por la ciencia y nuestro país regrese a su vitalidad normal, algo que todos deseamos, entre las medidas que deben permanecer un tiempo más debe estar el uso del nasobuco en lugares públicos, después será la responsabilidad individual la que determine cuando usarlo para protegernos y proteger a los demás. (IVP)