A cuatro años de su paso a la inmortalidad, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, continúa con la fuerza de sus ideas impulsando la Revolución Cubana hacia nuevas victorias.
Desde el monolito que guarda sus cenizas en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, continúa librando batallas por la Revolución y el socialismo en esta Isla grande.
Su legado es fuente de inspiración para los mayabequenses, que dan continuidad a la obra iniciada por él.
La provincia más joven del país lo vio varias veces. Cuando en los albores de la Revolución, en el parque de Güines, destacó las ventajas de la Reforma Agraria y convocó a los industriales a cooperar, ofreciéndoles toda clase de garantías, o en la primera Zafra del Pueblo, cuando vestido de miliciano, cortó y alzó cañas en la cooperativa Jesús Menéndez, en el poblado de Aguacate.
Los mayabequenses recordamos la presencia y atención constantes de Fidel al desarrollo agropecuario, científico y económico de la región, cuando levantó en Santa Cruz del Norte la fábrica de rones más grande de Cuba, o en sus recorridos por la Empresa Pecuaria Valle del Perú, en San José de las Lajas territorio donde por primera vez en el país propuso la aplicación de la Ley salomónica.
Fidel siempre demostró su preocupación por el ser humano que se manifestó en obras de beneficio social, con la inauguración de centros asistenciales de salud, educacionales y científicos.
Su interés en poner la ciencia en función del desarrollo del país tuvo en esta provincia una alta expresión. Su labor constante aún hoy nos sirve de ejemplo y de acicate.
El comandante eterno tuvo un rol protagónico en la Campaña Nacional de Alfabetización, cuando Melena del Sur se proclamó primer territorio libre de analfabetismo y aportó a varios de sus hijos a la gesta de Playa Girón para aplastar la invasión mercenaria.
Fidel fue hasta los últimos minutos de su vida, un luchador incansable en pensamiento y en acción, dispuesto a entregar toda su existencia a la causa de los humildes de este mundo.
El 25 de noviembre del año 2016 el Caballo, como también le conocíamos los cubanos, emprendió su viaje hacia otros horizontes de lucha y épica revolucionaria.
No existe la derrota mientras haya posibilidad de luchar, a los mayabequeses nos enseñó a resistir y por sobre todas las cosas nos enseñó a vencer.