La hazaña del 2 de diciembre de 1956 sin dudas marcó un hito en la Historia de Cuba y en el proceso revolucionario. Se cumplía la promesa hecha por Fidel Castro de Ser Libres o Ser Mártires.

El Granma salió del puerto de Tuxpan, México, la noche del 25 de noviembre. Noche de mar encrespado y peligro de huracán, pero nada detendría a los revolucionarios cubanos que llevaban meses de preparación militar y sometidos al peligro de ver abortada la expedición.

El Che Guevara fue el primero de los expedicionarios, pues bastó una noche de conversaciones con Fidel para que naciera la estrecha amistad que unió a ambos líderes. Mientras el último, resultó Camilo Cienfuegos, quien llegó a México sin recomendación de ninguna clase y solo sus cualidades hicieron que Fidel lo aceptara.

En la arriesgada travesía sucedieron dos hechos que no deben ser olvidados. El 30 de noviembre, Fidel supo del levantamiento armado de Santiago de Cuba, en apoyo precisamente del desembarco, pero el sobrepeso de la pequeña embarcación y el mal tiempo hicieron más lento el recorrido hacia Cuba y lo retrasó en dos días.

El otro suceso que reveló las cualidades de Fidel de no dejar a nadie abandonado a su suerte, fue la caída al agua del cabo Roque. Casi una hora estuvo Roque en el mar, pero Fidel persistió en su rescate y milagrosamente se logró salvarle la vida.

La llegada del Granma a Cuba fue tan complicada como el viaje, pues hubo que andar más de cuatro horas caminando entre manglares pantanosos hasta dar con tierra firme. El Che lo calificaría, más un naufragio, que un desembarco.

Raúl fue el último en saltar al pantano y, al hacerlo, leyó el nombre de la pequeña embarcación de recreo: Granma, que en inglés es el diminutivo de abuelita.

El 2 de diciembre de 1956 se reiniciaba la lucha armada, que solo culminaría con el triunfo revolucionario del  primero de enero de 1959. Ese glorioso día en que la libertad volvió a tocar tierra firme para iniciar la gesta en la Sierra Maestra se conmemora el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

El desembarco del Granma tiene un significado para los jóvenes cubanos, quienes tienen claro sus convicciones y principios y no permitirán jamás borrar la historia de la nación. Aunque las circunstancias son distintas el enemigo histórico es el mismo de entonces.

Hoy, la guerra no es convencional, pero no por ello, menos peligrosa. Los acontecimientos sucedidos en el barrio de San Isidro demostraron la fuerza de Cuba y de las nuevas generaciones, quienes desmintieron esas infamias y dieron respuesta rápida a estos hechos inescrupulosos.

La Revolución es una, porque siempre habrá personas que cuenten la verdad y no acepten calumnias, ni intentos de desestabilizar el orden público y el irrespeto hacia los símbolos patrios.

Existe una juventud comprometida que sigue el ejemplo de Fidel, Raúl, Che, Camilo y de todos aquellos que llegaron a la Patria aquel inolvidable 2 de diciembre de 1956.

El Granma navega seguro hacia el futuro, ahora con una Cuba entera entre sus tripulantes.

Betsy Santiler Hernández

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