En sus trabajos periodísticos, discursos, cartas y otras obras José Martí hizo alusión en muchas ocasiones al significado que le concedía a la palabra patria.
Ya desde la etapa de su juventud expuso reflexiones en tal sentido como por ejemplo en su drama, en el verso titulado Abdala, obra en la que ofreció una definición muy certera en cuanto a lo que para él constituía el amor a la patria: “El amor, madre, a la patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca”.
También cuando se encontraba desterrado en España el Héroe Nacional expresó: “Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas”.
A través de su breve pero fecunda existencia Martí siempre tuvo un compromiso notable con la causa de su tierra natal y así lo fue expresando de forma consecuente. Para él, según precisó en un trabajo publicado en el periódico Patria, en abril de 1892, la patria está hecha del mérito de sus hijos y es riqueza de ella cuando bueno haga un hijo.
José Martí siguió reafirmando el compromiso que él tenía y que debía tener cada cubano digno con su patria. Acerca de ello se refirió en la carta que le escribió a su amigo dominicano Federico Enrique y Carvajal, fechada el 25 de marzo de 1895: “Para mi patria no será nunca triunfo sino agonía y deber”.
Martí no solo ofreció esas consideraciones en torno a la patria, sino que supo combinar acertadamente lo que decía con su modo de actuar en forma cotidiana. Hizo realidad el principio que expuso cuando afirmó que “Hacer era su mejor manera de decir y de servir” y en correspondencia con ellos se cejó en el empeño de lograr que en Cuba se combatiera nuevamente en aras de lograr la independencia. (IVP)