Quienes gustan de servir y prefieren obviar la historia patria, ya sea desde dentro o desde fuera, aquellos que no olvidan de forma lastimosa lo que dijo Barack Obama durante su visita a este archipiélago, al invitarnos al olvidar los hechos y nombres que cimentaron los destinos de la nación para empezar de cero, pretenden llamar la atención pública de forma irrespetuosa.
Quienes profanaron los bustos de José Martí en varios puntos de Cuba, aquellos que tratan de crear el caos social con exigencias irrespetuosas y cimientos dudosos, responden a esa invitación del expresidente estadounidense y afrentan el ideario independentista y libertario que nos legó el Apóstol de la independencia cubana.
¿Para qué tales hechos sino para atizar las acciones de quienes pretenden asfixiarnos como sociedad, como nación? Esas actitudes demuestran servilismo, otra de las maquinaciones, todas erradas, condenadas al fracaso.
A Martí “debo en realidad mis sentimientos patrióticos y el concepto profundo de que Patria es humanidad. La audacia, la belleza, el valor y la ética de su pensamiento me ayudaron a convertirme en lo que creo que soy: un revolucionario”, dijo Fidel.
No existe nada en este mundo que pueda ensombrecer o suplantar las enseñanzas que nos dejó el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, viva señal de que la lucha por la independencia no se detenía, sino que continuaba.
Aquellos venales, porque no son más que eso, actuantes solapados e irrespetuosos de la historia Patria, transitan por los mismos derroteros de quienes en 61 años no han podido quebrantar la voluntad de un pueblo de profunda raíz martiana.