Mayabeque, Cuba: Si nos detenemos ante la interrogante ¿qué hacer para conservar la idiosincrasia de los mayabequenses? Asumimos la ya existencia de una identidad, lo que parece un hecho obvio, pero no lo es tanto.
A 10 años de fundada, la provincia más joven del país podría permitirse aún estar dando pasos en la formación de lo que la distingue, y sin embargo, se plantea preservar lo que mucho tiempo antes ha logrado.
Nacimos como parte de una nueva división político administrativa en Cuba, y reconocimos nuestras fronteras e hicimos nuestro un gentilicio que nunca antes habíamos escuchado, mayabequense.
Viviendo en el mismo espacio nuestra vida cambió. Pero los once municipios que conforman desde 2011 la provincia, tenían mucho que aportar a la idiosincrasia colectiva.
La cultura fue el ingrediente principal en la unión de los elementos identitarios que 10 años después representan al territorio más joven de la isla.
El punto cubano se siente en cada rincón, guateques son celebrados con fervor de pueblo en hogares y centros recreativos, la rumba suena en el tambor de los descendientes de Tata Güines, las charangas bejucaleñas son recibidas, el danzón se sigue bailando.
Y lejos de los ritmos musicales, la literatura, la poesía noble y criolla de un pueblo occidental, resalta por su forma renovada y representativa de los tiempos que se viven.
Ante tales florecimientos del arte, del modo de ser, de la mezcla homogénea que somos, el orgullo por nuestras raíces y por lo que hemos construido nos hace cultivarlo y no dejarlo morir.
No hay nada más necesario para preservar nuestra idiosincrasia que ser nosotros mismos, el pueblo que sin pedir valores ni estilos prestados se hizo una historia, una cultura, una forma de ser reconocido en el archipiélago.
Tierra de paisajes campestres en la que no falta el ajetreo citadino, del Norte al Sur del Occidente cubano entre las maravillas de las playas santacruceñas hasta el conocido golfo de Batabanó.
Sabremos conquistar el futuro con lo que tenemos, con lo que defendemos y amamos, he ahí el punto clave, seguir apostando por las formas propias.
A 10 años de ser hijos de esta tierra, podemos hablar de sentimiento colectivo, de deseo de superación y de unidad profunda, pilares esenciales en la formación y preservación de la idiosincrasia provincial. (YDG)