“Yo creo que los símbolos representan todas las luchas, es decir, no representan una parte de la historia, representan toda la historia”. De esa forma se refería nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a nuestras insignias, con respeto y dignidad, pues ellas son parte de la gente, de un país.

Para los cubanos de hoy se hace necesario conocer el pasado de cada una de ellas. Los más pequeños, más allá de las clases de Historia de Cuba y Educación Patriótica,  deben conocer todo lo oculto que existe detrás de cada símbolo, pues estos representan el sueño, el valor, las luchas y el sacrificio de generaciones de cubanos.

Como dijera Eusebio Leal en el pleno de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al aceptarse la Ley 128 de Símbolos y Atributos Nacionales: “Los símbolos son algo sagrado, venerable y a su vez, han de resultar próximos y asequibles para aquellos que deben rendirle honores”.

Por eso debemos enseñarle a las nuevas generaciones, que cuando suena el Himno de Bayamo debemos ponernos de pié y saludar la bandera, que nuestra Palma Real, no es solo nuestro árbol nacional porque adorna nuestros campos, sino que su magnitud toda sirvió de resguardo a los mambises y rebeldes.

En ellos tenemos un gran tesoro y nuestro deber básico es decirles a los niños como se debe proceder a la hora de representarlos y respetarlos.

Es importante saber izar la bandera, doblarla y preservarla de las inclemencias del tiempo. Ningún evento, reunión o actividad solemne se celebra sin la bandera, el escudo y sin entonar primero las notas del Himno de Bayamo, herencia de Perucho Figueredo para todos los cubanos.

Nuestros símbolos patrios no son marca ni eslogan, sino la representación de un país que tiene en cada uno de ellos una historia, porque eso es lo que nos hace diferentes en el mundo. (IVP)

Alejandro Rodríguez Fernández

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