Era el 28 de septiembre de 1960 en el antiguo Palacio Presidencial de Cuba, cuando varias detonaciones interrumpieron el discurso del líder revolucionario Fidel Castro, la noche que nació la mayor organización de masas del país.
En el sitio convertido hoy en Museo de la Revolución tenía lugar el acto de bienvenida del entonces primer ministro, que regresaba de participar en el XV Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Estados Unidos, publica Prensa Latina.
Alrededor de un millón de personas escuchaban las palabras del líder; y de pronto, el sonido ensordecedor de las explosiones cambió el giro de la alocución.
‘áVamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva!’, fue la propuesta de Fidel Castro ante quienes allí permanecieron atentos, y acto seguido se escucharon las notas del Himno Nacional, en lo que constituyó el efervescente preámbulo para la creación ese día de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
El contexto no podía ser más complejo: la agresividad del gobierno estadounidense contra la Revolución cubana aumentaba con ataques constantes a la nación, que abarcaron desde guerras bacteriológicas y campañas de descrédito, hasta actos terroristas y la agresión armada por Playa Girón en 1961, por solo mencionar algunos ejemplos.
El historiador Ventura Carballido, dedicado a estudiar el surgimiento y desarrollo de los CDR, cuenta que la propuesta surgió como un hecho espontáneo, y solos dos días después de los sucesos en el Palacio Presidencial, el líder histórico reafirmaría la creación de la organización cederista en intervención a través de la emisora CMQ.
De inmediato, el movimiento que surgió primero en manzanas y edificios se extendió a todas las provincias del país, y comenzó la organización de sus diferentes estructuras.
Testigo de aquellos acontecimientos, Reimundo Quesada describe a Prensa Latina los años fundacionales y ‘las acciones de los grupos que pretendían sabotear la economía, crear disturbios y poner en peligro la integridad física de los dirigentes’.
El profesor universitario repasó momentos cruciales en la historia de la organización, entre ellos la lucha contra bandidos (1959-1965) en las zonas montañosas del Escambray, donde se refugiaban las bandas enemigas de la naciente Revolución, y cometían desde asesinatos hasta todo tipo de vejámenes contra los campesinos.
La vigilancia en los barrios cumplió en ese momento el papel que le asignara Fidel Castro en su constitución, de ser retaguardia para la lucha contra los saboteadores y terroristas, dijo Quesada, a la vez que reconoce ‘las múltiples actividades sociales para el desarrollo de la comunidad, como las donaciones de sangre y las actividades productivas’.
Rememoró el también doctor en Ciencias que fueron los CDR protagonistas en distintas marchas multitudinarias, entre ellas la realizada por la devolución del niño Elián González, quien estuviera retenido en Estados Unidos durante siete meses sin el consentimiento de su padre, y regresara a Cuba luego de una batalla librada por el pueblo en calles y plazas de la isla antillana.
Por su parte, la profesora Bárbara Valdés participó en la organización de la campaña que en 1961 convirtió a la nación caribeña en el primer país de América Latina en librarse del analfabetismo, y evoca la labor de la organización de masas en la ‘movilización casa por casa, exhortando a las personas que querían aprender o alfabetizar’.
Guarda en su memoria el trabajo de los CDR junto a la Federación de Mujeres Cubanas para lograr el acceso pleno al estudio y al trabajo de las féminas, al igual que como eslabón fundamental en la protección de los ciudadanos y la economía durante el paso de eventos climatológicos, al lado de la Defensa Civil.
‘Los CDR han estado presentes en los hechos más importantes de la vida social y política de este país’, insiste Valdés, antes de apuntar también a los censos de población y vivienda, los trabajos voluntarios, los procesos de institucionalización del país y la conformación de los órganos del Poder Popular.
Ambos entrevistados resaltaron el acompañamiento al Ministerio de Salud Pública en las diversas campañas sanitarias y de vacunación del país, incluida la más reciente, que ha llevado a más de ocho millones de cubanos al menos la primera dosis del inmunógeno creado aquí contra el virus del SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.
De igual forma, destacaron la labor que en la actualidad desempeñan los CDR en barrios y comunidades vulnerables junto a los ministerios y organizaciones estudiantiles, para responder a las problemáticas de los ciudadanos y lograr una transformación que abarca escuelas, instituciones de salud, viales, infraestructuras hidráulicas y viviendas.
‘Hoy más que nunca cobra vigencia el trabajo de los CDR, con métodos renovados en correspondencia con las nuevas formas de agresión que emplea Estados Unidos contra la isla, como la Guerra no convencional’, apuntó Quesada, y sus palabras son la alusión evidente a los retos actuales de una organización decisiva, seis décadas después, para la hora de Cuba.