Mayabeque, Cuba: “Seremos como el Che” repiten los pioneros, desde que Fidel sentenciara que a ese modelo debería parecerse el hombre revolucionario.
Pero más allá de la frase, parece que Ernesto Guevara se hace cada vez más inmenso en el deseo de un pueblo de sembrar y cosechar gente como él.
La grandeza de un hombre está en cuanto hace y en cuanto deja y el Che es la lección eterna y el acto preciso, como aquella vez que nos alertara: “al imperialismo, ni tantito así”, haciendo uso de su visión de hombre nuevo y revolucionario intachable.
De su ejemplo se han forjado generaciones y generaciones mejores, más comprometidas, y más justas.
El hombre que se dio en cuerpo y alma a la causa de los pobres, contra la opresión y la desigualdad, aquel que amó a la libertad y decidió encontrarla, nos dejó para siempre el camino pactado, la defensa de lo conquistado, la fuerza para enfrentar al enemigo, la sensatez en la crítica y el deseo de construir futuros mejores.
Por eso el día en que fue apresado en La Higuera, nos duele pero nos fortalece. La cobardía con que pudieron terminar con su vida, mas no con su ejemplo, hablan de la nula moral de los responsables.
La conciencia del imperio ha de dormir pesada, nada de victoria podrían atribuirse por haber matado al Ernesto, si cada día se levanta, sonríe y ve al futuro en los niños que aseguran, serán como él. (YDG)