Por un Código de Familias inclusivo.

El 10 de diciembre, fecha en que se conmemora en el mundo el Día de los Derechos Humanos, es una jornada de reflexión en torno al futuro.

A pesar de los enormes obstáculos y agresiones de guerra mediática, de bloqueos, es una realidad innegable la brillante ejecutoria de la mayor de las Antillas en garantizar a todos sus derechos.

El Código de la Familias es ejemplo de ello y ha llegado a su versión 23, luego de ser sometido a consultas especializadas, al criterio de diversas disciplinas, asociaciones científicas, ministerios o grupos de la sociedad.

A pesar de sus detractores, aquellos que no estuvieron de acuerdo al oponerse alegando que se están imponiendo leyes que sobrepasan una institución ancestral, que trasciende a la cultura, la política y la etnia, este es un Código en correspondencia con las realidades de su época.

No se trata solo del tema del matrimonio ni niega la familia tradicional, sobre ello existe desinformación y prejuicio.

Es una propuesta que no solo intenta la contextualización con el presente, sino que prevé realidades que puedan ir surgiendo en la familia cubana.

Luego de las consultas, ya es un Proyecto de Ley a aprobarse este mes en las sesiones del Parlamento y posteriormente se someterá a consulta popular.

Cuba está firmemente comprometida con la construcción de una sociedad cada vez más justa y con el bienestar del ser humano. (BSH)

Olga Lidia Gómez Ramos

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