Ha sido un año difícil, nadie es capaz de negarlo. Los que celebramos la llegada del 2022 somos afortunados, los sobrevivientes a lo aterrador y lo más triste. Vamos por un camino en el que muchos han quedado detrás.
El país ha sufrido las muertes de muchos, niños, embarazadas, abuelos, madres, padres, amigos, hijos, compañeros de trabajo, conocidos, vecinos, nosotros mismos, muchos han vivido el silencio del aislamiento total, la sospecha, y todos los otros, la soledad del confinamiento necesario.
Los enemigos de la Revolución escogieron el momento más tenso para dar su “tiro de gracia”, y construyeron alrededor de esta Isla su escenario perfecto, nos quisieron mostrar como un Estado fallido que no sabía manejar su situación, pero la voz de la verdad, como siempre, fue más alta.
Como una flor naciendo de los escombros, la esencia de la Patria se impuso sobre las más duras dificultades. Con los obstáculos de siempre, bloqueada y limitada, mas nunca vencida.
La Revolución demostró entonces que no había momento oportuno, que el imperio se desgasta en un empeño fatal. Por eso llegamos al fin del 2021 con metas nuevas, ideas frescas y deseos firmes de hacer y de crecer.
El Socialismo perfectible que se construye va nutriéndose de la experiencia y sobre todo, de la resistencia ante un capitalismo avasallador.
La Isla defiende esa idea, la de nunca bajar la cabeza, la de superar las pruebas más difíciles, es un orgullo saber que, como se lee por estos días en distintas plataformas, Cuba vive y renace. (BSH)