José Julián Martí Pérez: Estudioso, mesurado orador, patriota, así se le conoció y se le quiso. Foto: Archivo

Como alumbramiento se conoce el hecho del nacimiento, se dice que la mujer ha dado a luz, cuando su hijo llega al mundo. Leonor Pérez dio verdadero significado a la frase cuando el primer varón le salió de las entrañas.

¿Qué otra cosa si no luz fue su Martí?

El 28 de enero de 1953 nació un niño que sería capaz de permanecer muchos años, de perpetuarse para todos los tiempos. Pero Leonor no lo sabía el día del parto. Amaría a su Patria más que a sí mismo, y estaría dispuesto a dar por ella la vida.

Fueron ideas que le florecieron temprano con su pasión de poeta, de escritor, y su profundidad de pensador. Hizo desde su época cuanto pudo y más por ayudar a su Isla a salir de la opresión, a vivir en libertad, distinguió en la unidad un arma inigualable, y se dedicó a hermanar a los cubanos dentro y fuera de la tierra natal, para aunar esfuerzos en pos del mayor objetivo.

Estudioso, mesurado orador, patriota, así se le conoció y se le quiso. Quienes lo escuchaban lo seguían, imposible era dudar de la verdad de un hombre tan seguro de estar del lado correcto.

A cien años de su nacimiento una generación de valientes retomó su causa, que más allá de destruir a este u otro enemigo, era tener una Cuba independiente.

Martí venció con su pluma el combate a la ignorancia, y con ella misma, como brújula, marcó los buenos caminos de los tiempos futuros, y nos alertó de la crueldad de un imperialismo imperdonable.

Murió de cara al sol, como escribió en un poema, cuando una bala chocó con su cuerpo menudo. Sin embargo, su esencia, su historia, su palabra, respiran los tiempos de ahora para continuar indicando hacia dónde ir. (IVP)

Maria Amalia Pérez

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