Mayabeque, Cuba: Ella no es especialista de Oncología, ni participó en la invención de medicamento alguno capaz de aliviar el cáncer, prevenirlo o curarlo. Tal vez su nombre no aparezca en el encabezado de notables investigaciones sobre ese padecimiento, pero en las mujeres de su pueblo de Jaruco, Ana María Ofarrill, les aseguro, está inscrita en mayúsculas y a todo color.

Casi cuatro décadas de su vida ha dedicado esta enfermera a hacer felices a las que dan vida y constituyen el horcón de las familias. Se especializó en Obstetricia siendo muy joven, porque su vocación era ayudar y su don hacerse indispensable.

Participar en los partos y hacer posible la llegada al mundo de una nueva semilla constituyó un regalo que nunca se cansará de agradecer, pero su verdadera graduación en el acto sublime de la sanidad la alcanzó cuando se convirtió en la mano derecha de los especialistas que descubren y tratan el cáncer cérvico uterino.

La salvación también tiene que ver con la ternura, deduzco de lo que dice, de lo que ha hecho. Y es que su encargo no se ha limitado a hacer una prueba tan simple como la citología o explicar, orientar y prevenir las infecciones o la imprudencia.

Ana María Ofarrill puede convertirse en un árbol, un abanico o una isla, depende de lo que esté necesitando una mujer con miedos y desesperanzas o con ilusiones y certezas.

Sus ojos pueden parecer tristes, pero su boca siempre está de fiesta y ese gesto tiene el poder indescriptible de crear puentes y alegrías.

Hoy trabaja en la Consulta de Patología benigna y en la de Planificación familiar y riesgo preconcepcional del Policlínico Noelio Capote de Jaruco, pero es posible hallarla en cualquier otro puesto, basta que precisen de sus manos, de su sabiduría y su bondad.

Puede ocurrir que se inviertan las estaciones o dancen diferentes las manecillas del reloj, pero la enfermera Ana María jamás olvidará un deber y mucho menos el valor de su cofia y su uniforme.

Es una mujer sumamente feliz que no tuvo hijos propios, pero recibió el premio de una familia maravillosa, reconoce.

No me atreví a preguntarle por el futuro. No hace falta. Seguirá siendo una de las “seños” imprescindibles de Jaruco. Cuando ella aparece se disipan todas las tormentas y el horizonte vuelve a dibujarse tan cercano, tan luminoso.

No soy yo quien lo dice, lo cuenta su propia historia y se remarca en esta frase del Especialista de Obstetricia y Ginecología de Jaruco, Dr. Marcial Lesteiro: Ana María Ofarrill: ¡es lo mejor de lo mejor! (BSH)

Marlene Caboverde Caballero

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