Un nuevo Código de  las Familias inclusivo, así se puede caracterizar a lo que seguramente se convertirá en una de las mayores proezas de la sociedad cubana actual.

Más que el contenido que viene en cada una de sus 132 páginas, este, refleja todo un proceso de unidad, igualdad de derechos y deberes del núcleo familiar.

Muchos, en el 2019, cuando comenzó las reuniones para aprobar la  nueva constitución de la República de Cuba, tocaban el tema con suspicacia, pues su conciencia temerosa y poco adaptada a asuntos sensibles como el matrimonio entre personas del mismo sexo, no los dejaban ver más allá de su propia realidad.

Pero se olvidaron de que dentro de los asuntos que componen este manifiesto este punto puede ser uno de los menos significativo. No se trata de restarle importancia, es que cero que cuando dos personas se quieren, se respetan entre sí y prima un ambiente cordial, sobran los formalismos.

Sin embargo en los diferentes debates, en los que he participado, poco se habla del artículo dos. La discriminación y la violencia en los hogares, lo que a mi juicio, es uno de los puntos más relevantes, pues he presenciado abusos hacia personas de la tercera  edad y niños, no solo físicamente, pues según los expertos los daños sicológicos suelen influir más en las personas.

Muchos son los tópicos que toca este proyecto que protege el futuro de la célula fundamental  de la sociedad, de nuestro país. Pero he aquí una de las mayores interrogantes: ¿Cómo accionará el Estado y sus organizaciones  ante tan rico documento y las situaciones que vayan apareciendo?

Por el momento a nosotros, el pueblo,  nos toca nutrirnos de este rico código, conocerlo y debatirlo, pues debemos estar a tono con él para conocer, como dije al inicio, nuestros deberes y derechos en la sociedad y en el hogar. (IVP)

Alejandro Rodríguez Fernández

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *