Fidel Castro Ruz se presentaba ante los micrófonos de Radio Rebelde. Foto: Radio Rebelde

Era la primera ocasión que Fidel Castro Ruz se presentaba ante los micrófonos de Radio Rebelde, desde su creación el 24 de febrero de 1958 en la Sierra Maestra, pues las faenas combativas le impedían bajar y presentarse al pueblo que aclamaba las palabras del líder revolucionario.

Duro, eran los motivos que hacía que el guerrillero se presentara ese 14 de abril 1958 a hablarle al pueblo cubano, pues un hecho que conmovió a las masas,  dejaba tinta en sangre las calles de distintas ciudades del país.

El eterno comandante de la Revolución Cubana,  a través de los micrófonos,  denunciaba las matanzas perpetuadas por la tiranía contra los jóvenes que el 9 de abril de 1958 tomaron las calles para reclamar un futuro libre de asesinatos y torturas.

“La sangre derramada hace más grande el valor y la indignación que cada compañero caído en las calles de las ciudades y en los campos de batalla despierta en sus hermanos de ideal un deseo irrepetible de dar también la vida, despierta en los tibios el sentimiento de la patria que se desangra por su dignidad, despierta en todos los pueblos de América la simpatía y la adhesión”.

Eran las palabras dictadas por el Comandante en Jefe, quien lleno de pasión denunciaba los actos atroces perpetrados por la policía batistiana, que trataba de ocultar y distorsionar por todos los medios los hechos y los asesinatos de la huelga de abril. A estas mentiras Fidel arremetía.

“¿Y a quién ha de creer el pueblo? ¿A los criminales que lo tiranizan, a los traidores que le arrebataron su Constitución y sus libertades, a los mismos que censuran la prensa y le impiden publicar con libertad la más insignificante noticia? ¡Torpes, si lo piensan, porque a un pueblo se le puede obligar a todo por la fuerza, menos a creer!”

Ese día el comandante hablaba fuerte y sentenciaba que la Revolución seguía más viva que nunca, que las patrañas generadas por la tiranía fortalecían todos los frentes de ataque y que la victoria era inminente,  pues el país no debería pertenecer más a politiqueros baratos que se vendían por muy poco al gobierno norteamericano.

“Cuando se escriba la historia real de esta lucha y se confronte cada hecho ocurrido con los partes oficiales del régimen, se comprenderá hasta qué punto la tiranía es capaz de corromper y envilecer las instituciones de la República, hasta qué punto la fuerza al servicio del mal es capaz de llegar a extremos de criminalidad y barbarie, hasta qué punto una soldadesca mercenaria y sin ideología puede ser engañada por sus propios jefes. ¿Qué les importa, después de todo, a los déspotas y verdugos de los pueblos la desmentida de la historia? Lo que les preocupa es salir del paso y aplazar la caía inevitable.´´

Sentenciaba el líder histórico de la Revolución, criticando la acción de los militares: “Cuando no defienden a su pueblo sino que lo esclavizan, dejan de ser institución para convertirse en pandilla armada, dejan de ser militares para ser malhechores, y dejan de merecer, no ya el sueldo que arrancan al sudor del pueblo, sino hasta el sol que los cobija en la tierra que están ensangrentando con deshonor y cobardía…., como si fuesen victorias de la Patria, cual si cada cubano asesinado, porque esas son las bajas que ellos anuncian, no tuviese hermanos, hijos, esposa o padres. Solamente con los familiares de los compatriotas ultimados habría para librar una guerra victoriosa”.

“A las Milicias del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, nuestro reconocimiento y admiración por el heroísmo con que están luchando en los pueblos y ciudades”.

Así se despedía, el Comandante del Ejército Rebelde Fidel Castro Ruz, después de sancionar los hechos de la huelga del 9 de abril de 1958, un sacrificio que culminó con el triunfo del 1 de enero de 1959. (IVP)

Alejandro Rodríguez Fernández

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