Más de una mujer trabajadora en Jaruco conoce la necesidad de espacios que tiene el municipio para acoger a sus hijos pequeños. Solo contamos con 5 círculos infantiles, cuya capacidad no es suficiente para matricular a todos los niños entre 1 y 5 años de vida.
Por más de seis décadas los círculos infantiles han favorecido la integración plena de la mujer a la sociedad y desempeñado un importante papel en la formación de los niños y niñas desde las edades más tempranas.
A propósito de ese esfuerzo, Vilma Espín afirmó: “Son quizás, de nuestras tareas, la que más profundamente llevamos en el corazón y hemos de llevarla adelante pese a todas las dificultades”.
La creación de esas instituciones cumplió parcialmente el objetivo de aumentar la autonomía económica de las mujeres y asegurar mano de obra en el sector estatal. En efecto, en la medida en que aumentaron los círculos infantiles, aumentó también la integración de las mujeres al mercado laboral, pero:
¿Qué sucede, en el presente, con aquellas madres que no logran insertar a sus pequeños en esas instituciones educativas?
No les queda de otra que recurrir a las Casas de Cuidadoras Particulares, opción que no le hace mucha gracia al bolsillo en tiempos donde todos los productos de primera necesidad parecen haber desaparecido y cuyo costo se ha elevado hasta 5 veces por encima del valor que tenían.
Hace poco, en un encuentro con federadas del territorio, pude presenciar cómo abogaban fervientemente por la creación de Casitas Infantiles en Jaruco, especialmente en el consejo popular de Tumba Cuatro. “Se puede”, decían algunas, “Si se maneja de la manera apropiada, si somos capaces de exponer el problema a las autoridades correspondientes, encontrar el local, el personal adecuado y la entidad que asuma el costo económico”.
No es menos cierto que las cuidadoras particulares asumen hoy un papel que el Estado no puede costear. En su mayoría ponen empeño en guiar, educar al niño y crearle las habilidades que corresponden a esa etapa de vida.
Pero también conocemos que el costo del servicio es bastante elevado y esto se incrementa cuando le adicionamos las meriendas y el almuerzo que mamá y papá deben traer de la casa.
Este es uno de factores que desestimulan la natalidad y el crecimiento demográfico en Cuba, otra razón para pensar en la opción de crear Casitas Infantiles en Jaruco como una variante de atención educativa, en la modalidad institucional de la primera infancia.
Bien lo dice el cubano de a pie: “A falta de pan, casabe”. Lo que vale es esforzarnos por mejorar la vida de todos y aportar, desde nuestro pedacito, un grano de arena al Programa Nacional Para El Adelanto de Las Mujeres En Cuba.