El verano es la época del año en que según estadísticas ocurren con mayor frecuencia accidentes en el hogar, en balnearios, parques de diversión, así como otros sitios públicos.
En la etapa estival los pequeños permanecen más tiempo en casa y en reiteradas oportunidades en el menor de los descuidos suben escaleras corriendo, van a la cocina y se aproximan a los fogones cuando las madres están elaborando alimentos y pueden quemarse, mientras otros prefieren jugar en la calle, en parques y demás espacios públicos sin tener en cuenta el tráfico de vehículos por el lugar.
También ocurren con frecuencia incidentes en las playas, ríos y presas, lugares donde los adultos deben permanecer atentos con los infantes.
Y qué decir de la ocurrencia de traumatismos, heridas, inhalación de sustancias tóxicas o cuerpos extraños.
Para disfrutar los meses de verano con tranquilidad y evitar situaciones como las antes descritas es prioridad reducir al mínimo las posibilidades de que sucedan tales incidentes.
Las emergencias no avisan, pero si se pueden evitar muchos de los accidentes que acontecen en los hogares o en sitios como los balnearios y demás espacios donde la familia va a pasar un buen rato y todo de repente puede convertirse en una pesadilla.
Los adultos deben velar y cuidar a los más pequeños para tener unas vacaciones placenteras sin tener que lamentar los percances o incidencias de los infantes.
Durante los meses de julio y agosto las personas disfrutan de un buen ambiente y deben siempre mantener a la vista a los niños y las niñas, pues son un grupo poblacional vulnerables. (BSH)