Gabriel Gil Alfonso, nació el 24 de marzo de 1924, en una rústica vivienda situada en las afueras del poblado de Casiguas, municipio de Jaruco.
Procedente de una humilde familia, fue el décimo de doce hermanos. Solo pudo alcanzar el tercer grado, a los diez años de edad ya laboraba junto a su padre en las duras faenas del campo. Buscando mejorar la situación económica se traslada a La Habana.
En 1948 ingresa en las filas del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, dirigido por Eduardo Chibás. A finales de 1951 integra un comité en apoyo a la candidatura de Fidel y después asume su dirección. Era el más combativo y radical.
Con el golpe del 10 de marzo de 1952, encabezado por Fulgencio Batista, Gil se siente herido en sus más profundas convicciones revolucionarias. Ese mismo día, en horas de la mañana, acude a la Universidad de La Habana, a expresar su disposición de combatir a la tiranía con las armas en la mano.
Gil, orientado por Fidel, organiza una célula revolucionaria en la barriada de Lawton para derrocar a la tiranía por la vía de la lucha armada, cumple todas las tareas encomendadas por el líder de la Revolución. Participa en las prácticas y entrenamientos,, así como en manifestaciones contra la tiranía, como la Marcha de las Antorchas el 27 de enero de 1953, vísperas del Centenario del natalicio de José Martí.
Participó en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y tras el fracaso de la acción fue condenado por dicho sucesos y trasladado al reclusorio Isla de Pinos.
El 12 de febrero de 1954, cuando el dictador Fulgencio Batista visitaba el Penal, entonó junto a sus 25 compañeros, la Marcha del 26 de Julio. Gracias a la amnistía el 15 de mayo de 1955 salió en libertad.
Visita su pueblo natal. Varios compañeros le esperaban para continuar la lucha. El 9 de agosto de 1956, Gil parte rumbo a México para incorporarse a la expedición que ya se preparaba y así forma parte de los 82 expedicionarios del yate Granma.
Desempeñó distintos cargos políticos y administrativos. Fundador del Partido Comunista y delegado al Primer Congreso. Por sus relevantes méritos le fueron otorgadas varias condecoraciones por el Consejo de Estado. (LHS)