Mayabeque, Cuba: En San José de las Lajas habita una mujer que reparte alegría. Anda con un manojo de razones anudadas a una máxima: propiciar la felicidad a niñas y niños.
Todos la aplauden y su presencia es puro jolgorio, en el que adivinanzas, canciones y colores cambian el curso del día, porque la payasita Lilú, llega para incentivar el conocimiento, la diversión y las sonrisas.
Su camino en el arte da cuentas de la constante superación, pero también del amor que profesa a su personaje y a ese público que la reconoce, admira y siempre recibe con sumo cariño.
Su carisma y autenticidad le permiten volar de la mano de la fantasía que comparte en cumpleaños, fiestas infantiles, pero también en visitas muy especiales al Hogar de niños sin amparo familiar y a centros hospitalarios donde lleva mensajes inmensos que logran el beneplácito de un público también especial
Ana Perera ha perdido su nombre por el de Lilú, es ella una payasa profesional que a diario busca crecer para que su trabajo, esa entrega apasionada y linda llegue de la mejor manera a los que saben querer, como bien describió el más universal de los cubanos.
En este día del trabajador de la cultura me detengo ante esta lajera que prestigia el sector con una obra plena de saberes, con el aporte de un lenguaje pulcro, con mensajes hermosos, valores que hacen de su creación la preferencia de niños y niñas y de los adultos que la reconocen como una gran artista. (IVP)