Mayabeque, Cuba: Mireya Cruz Torres es de las primeras en llegar cada mañana a la Casa de Abuelos José Roberto Fernández Mesa, de Madruga.
Allí comparte sus días juntos a otros adultos mayores y a ellos les habla de las efemérides, explica las noticias que ven por el televisor y disfruta mucho leer la buena literatura.
Es que Mireya aunque está jubilada sigue siendo una maestra de corazón y no pierde oportunidad para llevar el conocimiento a quienes la rodean.
De su carrera como educadora me contó detalles visiblemente orgullosa.
“Desde jovencita con 13 años me incorporé a la Campaña de Alfabetización y luego continué como maestra en una escuela obrero campesina por la noche en la base campesina Oscar Lucero de Cayajabos”.
“Después di clases en otra escuela también para adultos hasta el año 66 que me incorporé a la enseñanza primaria hasta el 2010 en que me jubilé por la edad”.
En ese mismo año Mireya se reincorporó a la educación y estuvo dando clases hasta el 2017.
Con una carrera de 57 años dedicada a formar las nuevas generaciones, a esta educadora le es difícil estar lejos del aula, por eso ahora en la Casa de Abuelos de Madruga se siente más útil cuando hace de maestra para sus compañeros.
Esas instituciones son una obra de amor y respeto para quienes merecen envejecer con dignidad.
“Me encanta esta iniciativa para los abuelos, este es un lugar muy cómodo, muy bonito. La atención con nosotros es buena y tenemos todo lo que necesitamos, yo soy feliz aquí “.
En la Casa de Abuelos de todo el país hay historias de mucho valor de quienes lo dieron todo y ahora como la maestra Mireya Cruz Torres, de Madruga, merecen que se les retribuya con cuidados y amor. (rda)