Maestra de todo un pueblo

A sus 78 años de edad, Regla Rodríguez López, no concibe la vida fuera de un aula. Para ella, enseñar no es una profesión que se limite a la jornada laboral, sino un acto de fe que ha cultivado durante casi seis décadas. Su quehacer como educadora no inició con un título universitario, sino con el llamado del deber.

Campaña de Alfabetización

Cuando Regla apenas era una estudiante de la escuela primaria “José Martí”, respondió a la convocatoria de llevar la educación a las zonas más apartadas del país, por lo que se incorporó a la Campaña de Alfabetización. Fue esa experiencia que la hizo descubrir su verdadera vocación y sembró en ella la semilla del magisterio.

Para ella, enseñar a un niño a leer es como si estuvieran privados de la visión y les devolvieras la vista, afirma con la convicción de quien ha sido testigo de esa transformación cientos de veces.

La escuela “José Martí”

Tras sus inicios como maestra popular en las zonas rurales, Regla regresó a su pueblo natal, Nueva Paz y comenzó a dar clases en la escuela primaria José Martí, el mismo centro donde fue alumna. Su lealtad a la escuela y a las generaciones que han transitado por la institución es inquebrantable.

Al conversar, destaca que el primer grado es su trinchera personal. Su filosofía consiste en sentar las bases sólidas para los próximos niveles educativos. Disfruta ver el progreso y la solidez de los conocimientos que sostendrán su vida adulta. Cada graduación de primer grado es un triunfo personal.

Un símbolo para Nueva Paz

Más que una educadora, se ha convertido en un símbolo para la comunidad. Por sus manos han transitado generaciones. Tanto es así que el pueblo se resiste a su jubilación. Con humor y ternura cuenta cómo madres embarazadas le piden que “aguante un poquito más” para que le pueda enseñar a sus hijos como hizo con ellas. A pesar de su edad, la idea de jubilarse le resulta lejana, siente una profunda deuda de gratitud con la patria.

Uno de los logros que más atesora es integrar a todos los niños. Con un esfuerzo redoblado y amor, ha conseguido que los pequeños con necesidades especiales aprendan junto a sus compañeros en un aula regular.

El legado

Con 58 años de servicio, Regla Rodríguez López, asegura que, si volviera a nacer, elegiría el mismo camino sin dudarlo. Su vida es un testimonio de que el magisterio, cuando se ejerce desde el corazón, no conoce el cansancio. Mientras tenga la capacidad seguirá frente al aula porque estar junto a sus alumnos la hace sentir viva. (rda)

Mélanie García Suárez