¿Qué hubiera sido de esta batalla contra la muerte provocada en Cuba por la Covid-19, librada por diferentes factores de nuestra sociedad sin el acompañamiento de nuestra Policía Nacional Revolucionaria (PNR)?.

Como muchos, la influencia de ciertos clichés condicionados en ocasiones por el consumo en mi juventud de filmes en que se reafirmaba el carácter represivo de la policía, en otros países por supuesto y saberlos animados por el móvil para los que fueron creados: Mantener el orden y la disciplina, chocaban con mi espiritualidad exacerbada por el sentimiento transgresor de rebeldía propia de la edad.

Sin embargo mucha agua ha corrido bajo el puente, hemos madurado y hemos sido testigos del valor humano de la Policía Nacional Revolucionaria, para quienes un acto, que precise mano dura, solo ocurre ante el desorden público, el delito, la peligrosidad o el desacato, pero siempre después de haber agotado el repertorio persuasivo que los caracteriza.

Conozco a muchos policías, vecinos, amigos, gente común y corriente, solidaria y bondadosa quienes colaboran como cualquiera en el barrio y están a nuestro lado en las reuniones de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y en el trabajo voluntario, quienes salen en la mañana como tantos a cuidar la vida y la seguridad de los otros con una esposa y una familia que espera recibirlos de regreso sanos y salvos.

Creo que en virtud de esto, aunque se reconoce el valor humano de la policía traducido en su accionar diario, creo que se pudiera intencionar aún más en el hecho de que son entes que contribuyen no solo a nuestra seguridad sino también a incorporar calidad cultural a nuestras vidas.

En este sentido recuerdo aquel spot televisivo de hace alrededor de 20 años en el que un niño interrogaba ¿Policía, Policía, tú eres mi amigo? Y acto seguido aparecía el uniformado ejecutando alguna acción tierna, solidaria o afable.

Creo que en las circunstancias actuales nuestros medios , sobre todo la televisión por la poderosa posibilidad de la imagen pudieran exaltar con materiales de este tipo la intensa y riesgosa labor que para resguardar la tranquilidad ciudadana, ejecuta nuestra policía muy pocas veces con la mano dura que precisan acciones de desacato e insubordinación de ciertos ciudadanos .

Me viene ahora a la mente aquellos versos de Nicolás Guillén, nuestro Poeta Nacional pertenecientes a sus canciones para soldados y sones para turistas del año 1937: no se por qué piensas tu soldado que te odio yo… si somos la misma cosa yo, tú… En ellos se reafirma las raíces comunes de similares hombres de pueblo.

Aunque las circunstancias políticas y sociales en aquel entonces los enfrentaran a su propia clase, hoy en medio de un sistema que los forma con las pautas humanistas en que se cimentan nuestras formas de convivencia y armonía social, los uniformados forman parte indisoluble de la misma causa, del mismo pueblo que les desea ¡FELICIDADES! (BSH)

Olga Lidia Gómez Ramos

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