La agroindustria azucarera fue el sector más afectado por el período especial. Al cierre de decenas de centrales se unió la desaparición de numerosas labores asociadas a una actividad que por siglos fue locomotora de la economía cubana.
Con ella se modificaban también costumbres y modos de vida de varias generaciones de trabajadores y sus familias ante la ausencia imponente del ingenio con sus enormes chimeneas humeantes, dueñas de un paisaje irrepetible y único.
“El estudio se convirtió a partir de entonces en fuente de empleo para miles de trabajadores de esas fábricas”, señaló el Comandante al intelectual hispano-francés Ignacio Ramonet en el libro Cien Horas con Fidel.
Los campos cañeros padecieron los avatares de la falta de recursos junto a los males impuestos por climas adversos que mellaron los rendimientos y desestabilizaron las producciones. Ante las carencias materiales y financieras la zafra se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para sus organizadores. Pero nunca perdió su carácter estratégico para la economía del país.
El lineamiento 177 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución indica: ¨ Aumentar de forma gradual la producción de azúcar, diversificar las producciones teniendo en cuenta las exigencias del mercado internacional e interno y avanzar en la creación, recuperación y explotación de las plantas de derivados, priorizando las destinadas a la obtención de alcohol, alimento animal y los bioproductos. Continuar incrementando la entrega de electricidad al Sistema Electroenergético Nacional¨.
Para fortalecer este lineamiento, en reciente reunión del Consejo de Estado y de Ministros los directivos del Grupo Azcuba informaron de un programa de desarrollo para el sector e identificaron las brechas a superar en aras de aumentar las producciones de azúcar y sus derivados .A ese propósito se unieron las recomendaciones propuestas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, convocó a llevar más ciencia e innovación a la agroindustria azucarera. En tal sentido puntualizó: ¨Indudablemente para buscar un cambio aquí se necesita innovación, distinguir hacia dónde dirigir la investigación científica, qué tecnologías vamos a aplicar, y financiarla. Es imprescindible buscar estructuras que posibiliten la innovación y hay que ir a todos los ámbitos: semillas, cultivo, corte, variedades, industria…Tenemos muchas investigación, pero lo que hay es que actualizarlas y aplicarla a otras escalas más amplias. Si nos organizamos bien, en dos años lograremos ver el impacto de lo que hagamos en este sentido¨.
Ya en fecha tan temprana de la Revolución como 1960 Fidel dijo: ¨A ustedes los hace económicamente más seguros y más fuertes no depender solamente de la caña¨. Esta idea fue argumentada también por el Comandante Ernesto Che Guevara.
Los mayabequenses no solo estamos comprometidos con la economía, algo ya suficiente, sino con la historia azucarera de Cuba. Aquí nació el primer Valle de los Ingenios, en Güines; tuvimos en pleno siglo 18 las mayores fábricas productoras de azúcar como La Alejandría y La Ninfa; la explotación del ferrocarril, cuyo primer tramo llegó a Bejucal, buscaba las fértiles tierras de San Julián de los Güines.
Otros acontecimientos nos asocian a la industria del azúcar de la que escribió Fidel: “Es difícil encontrar otro sector que sienta tanto amor por su industria, por su tarea, como el de los obreros azucareros”.