La Radio Cubana, sonido para ver, cumple 98 años del inicio de las primeras transmisiones continuadas en Cuba este 22 de agosto, sin embargo se mantiene lozana, con una voz propia, diferente en medio del impacto ensombrecedor de una pandemia que asola al mundo.
El estado de alarma generado por el nuevo coronavirus ha impactado en los medios de difusión masiva de todo el mundo, sin embargo, las redacciones vacías y equipos confinados a sus hogares trabajando desde allí, nada tiene que ver con la realidad de nuestros radialistas, quienes se reinventan en una programación informativa, que a la vez permita entretener a sus públicos internos y externos, en medio incluso de ingentes necesidades económicas que inciden de manera sensible en este medio.
A pesar de las medidas de higiene, yo diría extraordinarias pero necesarias, los periodistas radiales se han volcado hacia las zonas y puntos más neurálgicos, en medio de la compleja situación epidemiológica, mostrando un ejercicio de responsabilidad y un valioso servicio público para mantener informada a la sociedad, apoyando a las programaciones especiales de las emisoras locales provinciales y nacionales.
De esta manera se enaltece la labor heroica y altruista de profesionales de la salud, de la ciencia, de los servicios hasta la gente más común que hacen camino al andar como dijera el poeta, escribiendo páginas de valentía y altruismo en medio de la adversidad.
Radio Mayabeque, emisora provincial, celebra este nuevo aniversario, trabajando apegada también a las demandas y necesidades de los oyentes, a la identidad nacional, a la realidad social de cada entorno, a los principios y valores de la Revolución y como difusor del desarrollo económico, espiritual y cultural de la provincia y la nación, logrando en sus producciones índices de calidad competentes, en medio de las especiales circunstancias que vivimos hoy.
Ha pasado mucha música bajo el puente: nuevos medios, nuevas tecnologías, nuevas formas de ver y de escuchar, también de serias limitaciones materiales, en un mundo dominado por la imagen y por las redes que teje internet, ¿cómo ha hecho la radio para sobrevivir?
Los oyentes, que hacen posible su existencia, tienen la palabra: la inmediatez, la imaginación, la cercanía con la gente, el lenguaje propio de la voz compone la magia de la radio, esa fiel compañera que no le teme a los cambios, a los desastres, las guerras, ni a las pandemias, esa que enamora y compromete, y que no por azar tiene nombre de mujer. (LHS)