Mayabeque, Cuba: Vivian Rosa Perdomo Leyva se enorgullece de su patio verdecito y próspero, sobre todo, porque, según ella, tiene la virtud de sanarla, rejuvenecerla y hacerla feliz.
Hace casi una década, esta mujer de 73 años de edad, decidió plantar una parcela al fondo de su edificio en la Comunidad Escaleras de Jaruco, más conocida como Mendoza, en Jaruco, Mayabeque.
“A mí me encanta sembrar, mi hijo me pelea, pero no le hago caso, esto me gusta y me entretiene”, dice, mientras se libra de las hormigas bravas, a las que no les teme, y asegura, “yo soy más brava que ellas”.
Mango, limón, naranja agría, aguacate, guanábana, frutabomba, café y plátano son algunas de las especies bendecidas por sus manos y su paciencia.
También tiene tilo y yerba buena, ¡ah!, y un árbol de mamey y algunas plantas de ají, pero sin parir todavía, se lamenta.
Vivian no le teme al trabajo duro, es lo que ha hecho toda la vida, pues maneja con destreza el machete y la guataca.
“Donde quepa una matica, hay que sembrarla”, advierte desde su sabiduría y su sentido común esta dama de la campiña, que alegra con su ajetreo los pájaros, las mariposas y la floresta.
Cuenta, que trabajó como auxiliar de limpieza y cocinera, sin jamás apartarse del surco, ni dejar de acurrucar la tierra.
Asegura, que su pedacito no nació de una campaña, de una invitación o un llamado, no obstante, invita a probar el dulzor de un surco y saborear, lo que considera, el mejor de los trabajos.
Enamorada como está de su huerto, suele pasar allí varias horas casi todas las mañanas, y regresa en las tardes si la naturaleza no ayuda y su plantación tiene sed.
Y fue así como la encontré, sembrando una nueva especie de plátano en su terreno pedregoso y duro, al que ha domesticado con su sudor.
Su cafeto tiene algunos frutos, tiernos aún, y en el limonero asoman hojas recién nacidas que ríen al mundo que les concibió esta mujer, suerte de artista que toca en las cuerdas de la naturaleza la canción de la vida. (LHS)