El viejo profesor de Biología de Jaruco, da los toques finales a la frase en el pizarrón: Por Cuba, Pensar como país, y lo hace con el mismo orgullo que lo llevó a abrazar la docencia, 56 años atrás.
Se llama Reynaldo Díaz Triana, y este 28 de enero tuvo múltiples significados para él, Martí, en primer lugar y en segundo, el hecho de que reinaugurarán su laboratorio de Química-Biología, Fátima B. Larrinaga García, de la Secundaria Básica Frank País García en la Ciudad Condal.
Las paredes brillan con la pintura fresca todavía, el profe Nardo, como le dicen, agradece a cuatro buenos alumnos: Gerardo, Abdiel, Idiel y Cristofer.
De lo nuevo que tienen para enseñar y aprender mejor, nos muestra cuatro luminarias, un televisor híbrido de 42 pulgadas y lo que más le entusiasma: ocho modernos microscopios.
También entraron muchas sustancias químicas para avivar la enseñanza a través de los experimentos, dice, y significa el aporte de la mamá de una alumna, quien donó alguna cristalería que mucho necesitaban.
Cinco años se creó este laboratorio, se iniciaba el rescate en Jaruco y en Cuba, de este tipo de salones donde se ponen alas al conocimiento.
Como Tutor de la Cátedra de Biología-Química, destaca a dos estudiantes ganadores del concurso provincial de Química, pero espera sumar a la lista otros vencedores en su materia, la Biología.
El profesor Reynaldo cumplirá en febrero 76 años, y al parecer, no está cansado, más bien se rejuvenecen las emociones en su voz y en sus palabras que, como antorchas, insisten en alumbrar las mentes y los sueños de sus discípulos.
Al ver su persistencia y el deseo de celebrar, como una fiesta, su laboratorio renovado nadie adivinaría que este hombre fue quien le puso un traspié al cáncer de colon, pues hace un año atrás intentó detenerlo.
Entonces, después de asistir a este espectáculo de la esperanza, le pregunto a Gisselle Alpízar, la joven aprendiz de periodista que me acompaña, ¿qué será lo más importante de este momento, Nardo o el laboratorio? (LHS)