Cuando el niño se sienta delante de la televisión cubana desea ver temas de su interés en donde se refleje un entorno familiar similar al suyo o al menos uno en el cual sentirse identificado.

El propósito es tratar inquietudes propias de su edad, a través de las divergencias sociales, culturales y representativas.

Según el artículo décimo séptimo de la Convención de los Derechos Humanos del Niño, es importante la función de los medios de comunicación y velar porque el niño tenga acceso a información y al material a favor de su bienestar social, espiritual y moral, así como su salud física.

Debemos considerar a la niñez y adolescencia como sujeto y no como objeto de la programación infantil.

Los niños con discapacidades, los que requieren de necesidades educativas especiales por presentar limitaciones también tienen derecho a verse reflejados en la pantalla.

Necesitamos medios educativos más inclusivos, donde se proyecten las realidades cotidianas.

Como dirían especialistas de la pedagogía cubana audiovisual: “Si los niños y los adolescentes cubanos se consideraran lo suficientemente representados se sentirían más estimulados a consumir los productos comunicativos”. (BSH)

Asarys Posada

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *