La muerte precoz  no pudo apagar el promisorio sol en los ojos de Villena, aquella mirada  signada por el fuego y la pasión, impresionaría  a Máximo Gómez, al subir a un tren  en el que Rubén viajara con su padre, siendo apenas un niño.

El dominicano  amigo de Cuba  le anunciaría al pequeño: “Tu vida tendrá luz plena de mediodía”

El presagio se cumpliría.  En solo 35 años de vida el hijo prodigo de Alquizar  rindió montañas y estrellas como expresaría  en  el último verso de una  de sus   más conocidas composiciones, la que pudiera ser resumen y expresión  de una vida dedicada a las nobles  causas y a los más altos ideales.

Rindió montañas  cuando en acto público  protagonizó la protesta de los 13, contra la corrupción  del gobierno de Zayas o cuando fundó  la Falange  de Acción Cubana.

Rindió Montañas con su decisiva participación  en la organización  de la huelga general  de agosto de 1933  contra machado a quien acertadamente llamó “asno con garras”.

Pero  también amasó estrellas con versos de significativa pujanza e intensidad  por los que asoma a ratos  una fina y mordaz ironía  como la del conocido sainete póstumo.        

Loló de la Torriente, hermana de su entrañable amigo y revolucionario, Pablo de la Torriente Brau, describiendo los últimos instantes de vida de Rubén, entre las dos y las cuatro de la madrugada de aquel  16 de enero de 1934 diría : “ No hablaba con el dolor del que siente que la vida se le va, sino con la elocuente convicción del que sabe que el hombre pasa, las situaciones cambian y sólo queda, renovándose eternamente, el pueblo”

Él, fue claro y transparente  y elevado al mismo tiempo para los exigentes  de la serenidad creadora

Rubén Martínez Villena rindió montañas y estrellas y  la luz  de su pupila insomne no solo se recrea  con el presente  soñado sino que se proyecta imperecedera   también en el porvenir. (IVP)

Olga Lidia Gómez Ramos

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