Corregir y resolver se vuelven conceptos claves en la implementación de la Tarea Ordenamiento, que sigue dando mucho de qué hablar entre los cubanos a dos meses de su inicio.
Y así debe ser este proceso liderado por el gobierno revolucionario que tiene como practica necesaria la interacción permanente con el pueblo, protagonista y destinatario de todo lo dispuesto.
Hay que a partir del hecho que no puede ser más complejo el escenario en el que inició, pero las exigencias de la economía hicieron que la aplicación fuera impostergable, como todo lo que implica cambio, hay quienes ponen resistencia y están los que abiertamente se declaran detractores, mientras otros la defienden, entre los que me incluyo.
Reconozco dentro de la puesta en marcha de la Tarea Ordenamiento que miles de cubanos hayan buscado empleo en las Direcciones de Trabajo a diferentes instancias, que la familia esté sacando cuentas para ver cómo optimizar las finanzas y cubrir las necesidades básicas y sea mayor entonces el control del gasto eléctrico en cada hogar.
Que además haya una postura enérgica en la exigencia de mayor calidad en los servicios y de manera especial en el comercio y la gastronomía por parte del pueblo.
Los precios constituyen el tema más recurrente, donde se manifiestan las principales irregularidades del inicio de la Tarea Ordenamiento, pero este es un proceso viable y transformador, necesario, que pone una vez más a prueba la cultura y la manera de enfrentar los desafíos de los cubanos, todos tenemos derecho a opinar, criticar y sugerir, pero también el deber de hacer, desde cada trinchera, pues como dijo Martí, esto es “con todos y para el bien de todos”
