Este será otro día de las madres, en mucho de los casos, de nuevo alejados de quienes nos dieron la vida. Como consecuencia de una pandemia que obliga a los besos y lo abrazos virtuales, pero en medio de la fragilidad de la vida y la incertidumbre, creo que ha ganado el amor.
Ellas estarán más cerca o más o lejos que nunca física pero no emocionalmente .Los más afortunados la tendrán en casa las 24 horas del día, otros la sabrán en un lugar ignoto desde y hasta donde transita el amor.
Algunos como yo no la ven hace más de un año pero en la llamada diaria viaja el cariño más grande…:
¿Qué tal estás, estás comiendo bien?… no salgas a la calle… cuídate mucho ¡Y siempre, sin renunciar en el intento de poner matices de optimismo y alegría en cada inflexión de la voz.
También habrá quien tenga la suya ingresada en un hospital víctima del maldito virus o…duele hasta imaginarlo… algunos hayan tenido que despedirla desde la lejanía, para siempre pero como sabemos no se necesita ser el psicoanalista Erich Fromm para saber que el amor de una madre es felicidad y paz.
Entonces ¿qué homenaje le podremos hacer en esta primavera triste de coronavirus, que no sea precisamente el del cariño? — sobre todo el de la esperanza, que ese, nunca falte.
Decirles una y otra vez: -te amo, algunas palabras como esta tienen súper poderes…
Yo por mi parte , a esas mujeres hermosas , fuertes, que han dejado una huella de fuego o de miel , durante el trayecto recorrido, las que curan con amor infinito el dolor del enfermo, calman la sed el hambre del necesitado y regalan en medio de las sombras y de lo incierto, la paz y la alegría más grande a todos los que lo necesitan, para continuar teniendo fe en la vida, con esas sonrisas que nos confirman en cada segundo , como lo expresara el apóstol que es deber humano causar placer en vez de pena , a ellas , todas, a las presentes y a las ausentes, en especial a las cubanas el reconocimiento en este siempre esperado día de mayo .
