Mayabeque, Cuba: La historia registra respuestas que llevan en sí la esencia de un país. Ese es el caso de la que diera a un oficial español, Ignacio Agramonte, el patriota insigne del Camagüey.

Ante la pregunta de con que contaban los cubanos para ganar la guerra la respuesta digna: con la vergüenza. Agramonte emprendió la lucha por la libertad de Cuba con entrega y valor incuestionables.

Muchas son las hazañas que protagonizó al frente de las tropas en la antigua redentora. Una en particular se recuerda y es el Rescate de Sanguily, una maniobra militar que mostró la inteligencia y la bravura de este camagüeyano y de todos los mambises que estaban bajo sus órdenes.

La tradición de lucha de nuestro pueblo tiene en Ignacio Agramonte uno de sus mejores referentes. Ejemplo de firmeza y moral este hijo de Cuba tuvo en Amalia Simone a la compañera ideal, formaron una pareja que trasciende por su amor infinito y compromiso con la libertad de la Patria.

Abogado, político y militar Agramonte fue uno de los más reconocidos y admirados jefes de la Guerra de los 10 años.

Cayó en combate el 11 de mayo de 1873 a la edad de 31 años, su cadáver  fue experto y luego quemado por las tropas españolas. Soplaron sus cenizas a los cuatro vientos con la intención de eliminar su ejemplo, pero fue en vano.

Aunque su muerte fue un duro golpe, su legado de patriotismo y firmeza revolucionaria continuaron alentando a los mambises.

Hoy para las actuales generaciones de cubanos, Ignacio Agramonte es presencia e inspiración. Su ejemplo perdura y como asegura el trovador Silvio Rodríguez en su emblemática canción El Mayor, dedicada a Ignacio Agramonte: va cabalgando el mayor con su herida y mientras más mortal el tajo es más de vida. (BSH)

Maria Amalia Pérez

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