Desde el pasado 11 de julio mi Cuba ha vivido días muy tensos, de desvelo y sufrimiento.
Nunca pasó por mi mente que en tantos años de Revolución, sucederían hechos tan denigrantes.
No es problema de convicción política, desde mi perspectiva lo considero de dignidad. Como es posible que exhortemos a nuestros hijos al vandalismo, a la violencia y al desacato.
Nuestro país siempre ha respirado un aire de tranquilidad, de solidaridad entre vecinos, de hermandad. Por esa razón considero insólito estos sucesos.
A mí se han acercado muchas personas con diversidad de criterios, los cuales respeto, pero lo que nunca compartiré es ese sentimiento de odio, esa incitación a lo mal hecho, a las conductas negativas y a dichas manifestaciones, que de pacífica no tuvieron nada.
Como es posible que existan personas que crean que una intervención militar nos traería beneficios, no conocen la historia, no saben cuánto sufrimiento vive el mundo a diario por protestas, cuántos jóvenes mueren y escasean de muchos recursos.
Somos un país pacífico, con nuestras carencias sí, pero con dignidad, esa que quisieron arrebatarnos hace unos días, pero que jamás lo lograrán, porque a pesar de todas las dificultades le demostramos al mundo que Si se puede, Si se pudo y Si se podrá.
Hay muchas personas que se dejan deslumbrar por las Redes Sociales, ese imaginario que se construye a través de lo que queremos mostrar, en este caso fue evidente la manipulación, el llamado a la violencia, el irrespeto y la falta de sentido común.
Y lo digo así porque me indigna que existan personas inescrupulosas, que tengan precio, porque lo tienen, ya se demostrará como fueron pagados para crear el desorden público y arremeter contra nuestro gobierno.
Muchos creen que el tema es la política y lanzan ofensas sin tener conocimiento alguno de lo que hablan, para mi va mucho más allá porque es ideología, es patria, es soberanía, es mi bandera, mi himno, es cada expresión de amor, es cada madre que lucha por el bienestar de su familia, es virtud, es valor, es corazón y entereza.
Por eso la familia tiene un papel esencial en ese sentido, a la hora de guiar a los hijos, de fomentar los verdaderos valores. Para mi orgullo siempre he tenido el mejor ejemplo y jamás compartiré ni defenderá ese lamentable acontecimiento.
Concuerdo totalmente con lo expresado por nuestro presidente Díaz-Canel: “Ataques contra las fuerzas del orden, vulgaridad, y eso lacera también los sentimientos de los cubanos, de los revolucionarios. Ese no es el comportamiento que queremos en un cubano, ese no es el comportamiento que resuelve los problemas que tenemos”.
El mensaje está claro no más enfrentamiento, no más manipulación, no más agresión, no más injerencia, no más BLOQUEO.
Construyamos un mejor futuro, partiendo de nuestro propio esfuerzo, ése al que tanto llama la alta dirección de nuestro país.
Y si me considero una persona crítica, con los pies en la tierra y con mi dignidad en alto, por eso no cualquiera me convence con su discurso barato.