Aquella tarde del 26 de octubre de 1959 será inolvidable. Más de un millón y medio de cubanos, como parte de la convocatoria en contra de la agresión extranjera, en defensa de la soberanía nacional y en apoyo al gobierno revolucionario, se congregaría frente al Palacio Presidencial, enardecido ante la pasión de Camilo.
Sus palabras de ese día cobran hoy una vigencia extraordinaria. Han pasado 62 años, las circunstancias son otras pero el enemigo es el mismo.
De ovación en ovación, el verbo viril y emocionado, del Héroe de Yaguajay recibió el respaldo del pueblo.
“Porque este acto monstruoso confirma la fe inquebrantable del pueblo cubano, porque sabemos que esta nación no se dejará confundir por las campañas hechas por los enemigos de la Revolución…No importan todos los traidores, todos los enemigos, no importa que nos traten de confundir, porque este pueblo no se va a dejar confundir”.
Esta sería la última vez que Camilo Cienfuegos se dirigía al pueblo de Cuba, tras su fatídica desaparición dos días después y aquel discurso memorable en que los versos de Bonifacio Byrne fueron llama que incendió pechos y conciencias, cobra hoy todo su significado, que nos llega, en quien es la continuidad de los padres fundadores y en los héroes de la historia más reciente .
En las palabras del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la clausura del II Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, está el sentir de la mayoría , de los que apuestan por nuestro proyecto de país y que no tolerarán que se viole nuestra soberanía, ni se le cedan las calles a quien verdaderamente no apueste por luz hacia donde caminamos desde el triunfo de enero de 1959.
”Que sepan los imperialistas que van a tener que luchar contra un pueblo que no se deja engañar, un pueblo sumamente numeroso, valiente y heroico, al que no le asusta las amenazas”. (BSH)
