Hoy celebramos el Día del Trabajador de la Cultura. Reflexionar acerca del tema me conduce inevitablemente a Martí cuando dijo: “El amor al arte aquilata el alma y la enaltece: un bello cuadro, una límpida estatua, un juguete artístico, una modesta flor, un lindo vaso, pone sonrisa en los labios donde morían tal vez, momentos ha, las lágrimas”.
Así considera el Héroe Nacional de Cuba, el importante e imprescindible papel del arte y la cultura dentro de una sociedad construida sobre principios éticos.
Con el Triunfo de la Revolución el primero de enero de mil 959, Cuba entró en un verdadero proceso de creación cultural, que incluyó el desarrollo de las diferentes manifestaciones artísticas, la construcción de instituciones y la preparación y superación de toda la población, sin importar su estatus social.
Como reconocimiento a esos hombres y mujeres que viven del arte y para el arte, cada 14 de diciembre se celebran el día de los trabajadores de la cultura, en coincidencia con el natalicio de Raúl Gómez García, considerado el poeta de la Generación del Centenario.
Es una jornada para repasar la historia de Cuba y evocar su poema Ya estamos en combate, leído por él antes de salir hacia el Moncada el 26 de julio de 1953 en la Granjita Siboney; es un día para recordar al estudiante de Pedagogía, al escritor, al revolucionario.
Raúl Gómez García, también güinero por el tiempo que vivió en esta ciudad, murió en julio de 1953, lo que impidió compartir el triunfo de la Revolución, y abonó con su sangre joven, la libertad que se disfruta hoy en este archipiélago caribeño
El poeta Roberto Fernández Retamar, Premio Nacional de Literatura, dijo en una ocasión: «ni calumnias, ni la invasión, ni agresiones, ni el terrible y recrudecido bloqueo, ni las enormes dificultades del Período Especial en tiempo de paz, ni siquiera nuestros errores e insuficiencias han impedido que florezca, desde la base hasta lo alto, la cultura de hoy y de mañana, la siempreviva». (adm)