Mayabeque, Cuba: Hablar de ahorro suele ser para muchos un tema muy transitado, sobre todo ahora, cuando la situación energética del país muestra un alto déficit como resultado del recrudecimiento del bloqueo del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país.
Son múltiples las aristas que de él se derivan y ameritan de un seguimiento sistemático, y sobre todo de una concientización que concierne a cada miembro de la sociedad.
“Proseguiremos de manera decidida en la reducción de los gastos superfluos, promoviendo el ahorro de todo tipo de recursos, que como se ha dicho en varias ocasiones, constituye la fuente de ingreso más rápida y segura a nuestra disposición en estos momentos”, así expresó el compañero Raúl Castro Ruz.
Sin embargo, colectiva e individualmente se ha de interiorizar más ese llamado, falta rigor y sistematicidad cuando el mayor aporte que podemos hacer a la economía es cumplir con las decisiones de estado para mitigar la carencia de combustible.
Soy del criterio de que lo que ahorremos constituyen recursos que podemos aprovechar de inmediato, sin necesidad de acudir a créditos, ni incurrir en costos adicionales, argumentos que deben ser de amplio conocimiento entre los trabajadores y los dirigentes sindicales.
Esas estructuras obreras deben velar porque en cada centro de labor funcione el plan de ahorro, más si se viven momentos excepcionales. Ese documento debe incluir las decisiones que en cada lugar se adoptaron para apoyar el llamado a la austeridad y distribución lógica.
Resulta producente integrar todas las medidas organizativas y de racionalización o innovación tecnológica, pensando no solo en los recursos fundamentales como combustible, electricidad y agua.
Por eso, cada decisión, cada acuerdo, debe tener el contenido, plazo y responsable y el efecto estimado en recursos o valores que deben lograrse con su cumplimiento, en tanto posibilite evaluar los resultados reales que se vayan alcanzando.
Otro aspecto que valoro de muy importante es el alcance que se le dé a estos planes de ahorro, los cuales deben ser aprobados y analizados de forma sistemática en las asambleas con los afiliados.
Nadie debe quedar al margen de lo que se hace en esta materia y por ende debe existir un sistema de información que propicie el intercambio en torno a las fortalezas y debilidades, vía adecuada para fomentar la participación en un programa que involucra a todos en momentos que exigen que actuemos como país.
El tema posee otras aristas de interés general, por eso le daré seguimiento próximamente.(adm)