La profunda cubanía de Amadeo Roldán huele para muchos a misterio si se tiene en cuenta que nació en Paris, Francia; proviene de padre español y sus estudios de teoría de la música y violín los realizó en el conservatorio de Madrid donde se graduó en el año 1916.
Sin embargo como él mismo dijo una vez, la impulsora de su amor por esta manifestación artística, la que acompañó sus primeros pasos en la música fue su madre, de nacionalidad cubana, quien lo puso en contacto con el piano.
Con solo 16 años compuso una de sus primeras obras, Suite en sol mayor, y un año después recibió el premio Sarasate en la categoría de violín, Este galardón le sirvió para ganar una plaza de violinista en la famosa Orquesta Filarmónica de Madrid y realizar una gira de conciertos por varias ciudades españolas.
Este francés de cuna y cubano por adopción, e incansable innovador, logró trasladar sus influencias europeas para mezclarlas con las raíces culturales nuestras, cuyo mayor mérito fue crear un sinfonismo nuevo en la música cubana, a través del protagonismo que siempre le otorgó a los instrumentos afrocubanos.
Amadeo Roldán fue el iniciador del moderno arte sinfónico en Cuba y el primer músico cubano que incorporó este tipo de instrumentos, no como simple acompañamiento, sino como elemento protagónico y constructivo de la obra musical.
Fue el primero en representar gráficamente los ritmos propios de la percusión con todas sus posibilidades técnicas.
Ahí están para la posteridad obras tan cubanas como Motivos del Son, basada en poemas de Nicolás Guillen, él enaltece con gran ingenio los valores más legítimos de la idiosincrasia de los nacidos aquí.
El reconocido compositor, pianista, profesor y uno de los más importantes representantes de la creación musical cubana del siglo XX, el profesor Harold Gramatges, expresó sobre Amadeo Roldán: “Su afán por forjar músicos jóvenes, sin reservas de ninguna índole, con una generosidad abierta siempre, enmarcado en un rigor y una disciplina que garantizaban el resultado de su trabajo, obliga a pensar en el desarrollo que Roldán hubiera continuado imprimiéndole a la música en nuestro medio social; esto hubiera evitado lamentables vacíos, que si bien fueron salvados de diferentes modos, jamás se pudo sustituir la irradiación de su fuerte personalidad”.
Amadeo Roldán fue un excelente músico cubano, capaz de combinar ritmos afrocubanos en la música clásica. Lamentablemente murió en La Habana, a los 38 años, un día como hoy del año 1939. (YDG)