Es necesario erradicar a los coleros, acaparadores y revendedores.

Por muchos años fueron los dueños de las colas y los primeros en acaparar para luego revender los productos, al principio al doble de su costo y al paso del tiempo, multiplicaron las tarifas hasta por diez y más.

Eran los soberanos, casi absolutos, de los Todo X 1, aquellas tiendas y departamentos dedicados a comercializar mercancías baratísimas, útiles y bonitas, muy demandadas por la población.

Promocionaban a viva voz su mercancía y vendían en los portales, frente a las propias unidades comerciales o a poca distancia de estas, pero también en las calles, los barrios y en algunas casas.

Conocían el momento de las rebajas de precios antes que la mayoría y se organizaban en una especie de red que operaba en todos los lugares donde se producirían esas ventas, de ahí que absorbían la mayor cantidad de cosas posible, y como decimos popularmente, “a la cara del cubano.”

Realmente, convirtieron aquella actividad en un oficio que fueron perfeccionando, a tal punto, que involucraron a muchas otras personas que directa o indirectamente propiciaron este fenómeno que se volvió cotidiano a lo largo de la isla.

Y tanto fue así, que se empoderaron y crecieron como la mala yerba en una primavera que parecía no tener fin, de ahí que como dijo el propio Presidente Díaz-Canel:

“Actuaron con demasiada impunidad y se nos acumuló el problema.”

Pero como dice el refrán, “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.”

El Gobierno toma cartas en el asunto con total seriedad y echa a andar desde este dos de agosto una operación que pone fin a ese ejército, que lejos de producir y aportar a la sociedad, generan disgusto y profundizan la escasez.

Pienso, que además de apercibir y actuar con apego a la ley, porque la actividad económica ilícita es un delito contemplado en la Constitución, es fundamental introducir en la erradicación del mal a los trabajadores sociales y otros actores de la sociedad para personalizar la actuación con cada individuo que se ha desenvuelto, incluso por más de dos décadas, en lo que consideraron hasta ahora, su trabajo o modo de sobrevivir.

Reorientar, proponer estudio, trabajo o capacitación a esos coleros, acaparadores y revendedores es esencial, si realmente se quiere arrancar el mal de raíz en un momento económico y financiero muy complejo para el país.

Si se investiga hondo bajo la epidermis del asunto se va a descubrir, con toda certeza, que en ese mundillo flota un grupo muy diverso, desde personas con frustración escolar, madres solteras, jóvenes que provienen de familias disfuncionales, alcohólicos…., pero también profesionales que desperdician su potencial en lo que ha devenido el más rentable de los negocios: la reventa.

Las causas que llevaron a esos individuos a posicionarse en ese eslabón de la cadena alimenticia del “sálvese quien pueda”, no solamente pueden achacarse a las carencias, al impacto del bloqueo cada vez más duro, (y que conste, no es un cuento de hadas), o al descontrol y la falta de exigencia.

Existe un trasfondo moral y ético estrechamente ligado al ámbito familiar y social que sociólogos, psicólogos, economistas, estadistas, y políticos cubanos analizan cada vez con mayor con atención.

Mi colega y amigo, el periodista de Radio Rebelde, Andrés Machado Conte, suele recordarme que Cuba es un país atípico y ciertamente lo es, sobre todo, porque nacimos y crecimos condenados y estigmatizados por el Imperio más poderoso de la Tierra.

Las figuras del colero, revendedor y acaparador son el resultado de una cadena de eventos asociados a nuestra historia de las últimas tres décadas, y hoy están en la diana del pueblo porque su actuar nada tiene que ver con la solidaridad, la nobleza y el amor al prójimo, distintivos que amén de los vientos y los tiempos prevalecen como la más clara muestra de la belleza de la cubanidad.

“Los hombres pueden levantar puentes, más fácilmente que levantar almas.”

Lo dijo Martí y en esa idea está el desafío que tenemos por delante todos y todas para construir en la Cuba de hoy, el país que queremos y necesitamos. (LHS)

Marlene Caboverde
Un comentario en «¿Víctimas?»
  1. Los parásitos existen en todos los países, es un enfermedad que la gente aprenden de uno a otro y también en el internet. En el caso de Cuba a través de los gusanos del norte para establecer una zizania entre los ciudadanos y cuando la policía hace su trabajo, los gusanos y aliados de dentro como de fuera van a criticar a Cuba sin parar.
    Cualquiera persona cojido tiene que demonstar que el ha comprado la mercancía y donde, si no tiene justificación entonces es uno robo. si tiene el comprobante entonces los servicios tiene que dirigirse a la tienda para averiguar con los jefes y a la persona que ha vendido tantos a este parásito multarlo y quitarlo el trabajo si tenemos que ir hasta este punto. Hay leyes y el estado tiene todo los derechos a aplicarles especialmente durante este temporada. Posible tendrán que hacerlo dos tres veces o más y mostrar la cara de esos culpables a la televisión y vamos a ver…….

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