Al amparo de la crítica situación que vive Argentina debido a la pandemia de covid-19, que provocó medio millón de enfermos y más de 10 mil 400 fallecidos, las fuerzas de la derecha realizan un agudo ataque contra el gobierno que preside Alberto Fernández y sus principales aliados.
Diversos grupos, vinculados con el exgobernante Mauricio Macri y los conservadores más radicales, han intentado por todos los medios desprestigiar la gestión del ejecutivo contra la enfermedad y llamaron a protestar por las medidas de aislamiento aplicadas para romper la cadena de contagios.
En nombre de una supuesta “libertad individual” para decidir si se protegen, o cómo lo hacen, quemaron públicamente mascarillas como forma de manifestar su rechazo al uso obligatorio de este aditamento.
Por cierto, una de las participantes en estas marchas fue la exministra de Seguridad durante el gobierno de Macri, Patricia Bullrich, quien a la postre dio positivo al SARS-CoV-2.
Sin embargo, se trata en realidad de una campaña contra Fernández en la que se inscribe también una polémica declaración del antiguo mandatario Eduardo Duhalde, quien pronosticó un golpe de Estado en Argentina y se ganó el rechazo de la población y la denominada clase política.
La maniobra más reciente, y quizás la más peligrosa, es el levantamiento de una parte de la policía de la provincia de Buenos Aires con el argumento de conseguir mejores salarios y equipos.
Aunque el gobernador Axel Kicillof anunció la víspera incrementos en los ingresos de los agentes, el movimiento no sólo no se detuvo, sino que se extendió hasta otras ciudades bonaerenses e incluso a la capital del país.
La periodista argentina Stella Calloni señaló en un artículo publicado por el diario mexicano La Jornada que “nadie ignora que policías de la provincia de Buenos Aires y otros del interior son investigados por el aumento de los delitos por maltrato y torturas”.
También se indagan, dijo, supuestos “suicidios” en las comisarías y casos de desaparición y muerte de jóvenes, como sucedió con Facundo Astudillo Castro, cuyo cadáver fue descubierto cien días después de su secuestro y crecen evidencias de que la policía de Buenos Aires está vinculada al caso.
Otro elemento para el análisis es la posición del alto mando del ejército de reivindicar su participación en el llamado Operativo Independencia, que causó numerosas víctimas civiles durante 1975 en el noroeste del país.
Hay en marcha, evidentemente, un complot derechista contra un gobierno que intenta mantener bajo control la crisis sanitaria, en tanto resuelve los graves problemas heredados de su antecesor.
Tomado de Radio Habana Cuba