Fidel en su Alegato La Historia me Absolverá del 16 de octubre de 1953 había denunciado la precaria e inhumana situación de los obreros del campo, de los agricultores pequeños y planteó entre las tres iniciativas y reformas las soluciones a dicha situación.
Ese era el objetivo de la primera Ley de Reforma Agraria, así como de la Segunda Ley aprobada el 3 de octubre de 1963. Ley del gobierno revolucionario cubano que liquidó el latifundio y la aparcería y cuyo objetivo fundamental era la redistribución de las tierras del país favoreciendo a los campesinos más pobres.
Por supuesto que perjudicó los intereses de los latifundistas nacionales y extranjeros y los alineó contra la Revolución Cubana.
Sin dudas fue la más trascendental de las medidas adoptadas por la Revolución, pues en su primera etapa benefició a más de cien mil familias campesinas, y asestó un duro golpe al latifundismo y el dominio imperialista sobre Cuba.
El Gobierno norteamericano vio afectados sus intereses y apreció que se desarrollaba un proceso nuevo en la Región, además fuera de su control, lo que no podía admitir procediendo a elaborar planes subversivos.
Pero aquellas leyes del campo fijaron en 30 caballerías (402 hectáreas) el máximo de tierra que podía poseer una persona y dispuso la creación del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) para aplicar las medidas adoptadas, el cual sería presidido por el entonces Primer Ministro Fidel Castro Ruz.
La concentración de la propiedad de la tierra en unas pocas manos, el desaprovechamiento de las tierras en las grandes fincas, la necesidad del crecimiento y diversificación de la industria cubana, para facilitar el aprovechamiento más eficaz de sus recursos, fueron razones suficientes para este paso audaz de la naciente Revolución Cubana en beneficio de los más humildes. (YDG)