Mayabeque, Cuba: La actual provincia de Mayabeque es cuna de varios peloteros, que entre los años 1940-1950 brillaron en el país, tanto en el ámbito nacional como en ligas extranjeras, y de ellos algunos fueron poco conocidos por la afición.
En algunos casos por su efímera participación, y en otros porque tal vez no protagonizaron páginas gloriosas y por ello poco se ha divulgado para conocimiento de las generaciones que les precedieron.
Uno de ellos, sin lugar a dudas, fue Tomás Casildo Ramos Cortés, de San José de las Lajas, quien pese a su breve trayectoria deportiva, hizo méritos suficientes para representar a Cuba en dos eventos fuera de las fronteras.
Tomás nace el 12 de abril de 1937, en el seno de una humilde familia radicada en el poblado de Nazareno. De pequeño ya sentía gran atracción por el béisbol. Su tío Carlos Cortés viendo que tenía aptitudes para desempeñarse como pelotero, habló con un camionero que ayudó a integrarlo a un equipo.
A los 15 años comenzó a jugar de forma organizada en ligas juveniles con el club de Agua Dulce, que radicaba entonces en territorio habanero de Vía Blanca y 10 de Octubre. En esa categoría participó con muy buenos resultados en varios campeonatos.
Más adelante, ya con mayor dominio y resultados, jugó en la fuerte Liga de Quivicán, y después con la novena del Cotorro, hasta que por sus destacados resultados llegar a la Liga Amateur.
Por sus buenos resultados en las ligas donde se desempeñó, la Dirección General de Deportes, (DGD), recién creada en 1959, lo escoge para integrar la selección de Cuba que asistió a los III Juegos Panamericanos realizados en la ciudad estadounidense de Chicago, primer gran evento internacional al que Cuba asistió pocos meses después del Triunfo de la Revolución.
El béisbol es el deporte de mayor arraigo, resultados e historia en la Isla; integrar un equipo a competencia internacional en cualquier época, exige calidad manifiesta. Si Tomás resultó escogido para la justa panamericana, prueba que demostró estar entre los buenos talentos de la época.
Al año siguiente, volvió a vestir el uniforme de las cuatro letras cuando Cuba asiste a una confrontación amistosa en Venezuela. Posteriormente juega en campeonatos de primera categoría como miembro del conjunto del Sindicato Eléctrico.
Sobre su participación en las ligas en que se desempeñó, no existen datos estadísticos ni detalles que permitan una valoración de sus características como pelotero.
En 1961 comienza a trabajar en la Compañía Eléctrica de Cuba. Allí fue coequipero de los después consagrados Urbano González y Pedro Chávez. Como entonces sólo se jugaba los domingos, las prácticas se realizaban los jueves, pero muy pocas veces pudo hacerlo por no recibir permiso en el trabajo.
Por aquella fecha los deportistas destacados no contaban con el amparo de licencias deportivas que les facilitaran entregarse con sistematicidad a sus entrenamientos, Tomás se vio en la disyuntiva de escoger entre el deporte, o el trabajo para garantizar el sustento familiar y a causa de ello decidió por lo último y abandonó definitivamente el béisbol.
Su impronta como pelotero realmente resultó fugaz, pues la abandonó en 1961 con sólo 24 años de edad, cuando al parecer tenía condiciones y talento que le auguraban un futuro promisorio que pudieron llevarlo a empeños mayores y tal vez a la gloria deportiva.
Su adiós al deporte se produjo un año antes de que se iniciaran las Series Nacionales.
Por su participación en la primera cita multideportiva a la que Cuba asistió después del Triunfo de la Revolución, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) le otorgó la condición de Gloria del Deporte Cubano y el 19 de noviembre del 2002 lo premió con la medalla Mártires de Barbados.
Además, fue merecedor de la medalla acreditativa de su participación en los Panamericanos de Chicago 1959.
Lamentablemente, pese a las gestiones realizadas, de Tomás Casildo Ramos Cortés, natural de Nazareno, no se conocen detalles de la posición en que se desempeñaba, ni la fecha de su fallecimiento acaecido hace pocos años. Su historial continúa en fase de investigación, en espera de que familiares u otras personas que le conocieron contribuyan a enriquecerla. (LHS)