Mayabeque, Cuba: Aquella mañana del 30 de noviembre de 1956 fue heroica. Fidel había orientado que solo cuando arribara el Yate Granma a costa cubana se hicieran las acciones por lo que el cálculo del Capitán Onelio Pino era de cinco días de navegación a diez nudos de velocidad.
Así se informó a Cuba, probable llegada el 30 de noviembre, pero la nave demoró dos días más de lo calculado de Tuxpan a Cabo Cruz a causa del mal tiempo y la sobrecarga.
No obstante a la siete de la mañana ya estaba instalado el cuartel al mando del Frank, Haydee, Vilma y otros más. La extraordinaria lucha por lo acordado, apoyar el desembarco del Granma e iniciar la lucha armada por la soberanía de Cuba no se hizo esperar.
En aquel franco tiroteo la pérdida de los jóvenes Tony Alomá, Pepito Tey y Otto Parellada fueron irreparables. Pero el sabor del resultado de la lucha por lo que hoy es Cuba es mucho mayor.
Serian cerca de las dos de la tarde cuando Frank, figura líder del levantamiento, ordenó la desactivación del Estado Mayor y el repliegue de todas las fuerzas revolucionarias.
Santiago de Cuba que vitoreo a sus hijos en horas de la mañana cuando los vio vestir por primera vez sus uniformes verde olivo y sus brazaletes rojo y negro para pelear por la Revolución abrió luego sus hogares para darles refugio y esconder las armas.
El 30 de noviembre de 1956 abrió el camino del aquel primero de enero de 1959, enero ineludible, aquel en que el pueblo de Cuba salió victorioso a la calle enarbolando su bandera y su himno para decir ya sois libres. (YDG)