Mayabeque, Cuba: Por sobre la mascarilla protectora emergen los ojos azules y bondadosos de Horacio Lazo Troncoso, su voz firme disimula la huella de sus 71 años.

Hace 29 años opera una retroexcavadora, emulando con la mucha luz en medio del campo o la poca que acompaña las jornadas en medio de las afectaciones climatológicas, no le han restado brillo a su mirada alegre que sustituye la parquedad de sus palabras.

Nunca tuvo hijos, pero su amor encontró cauce en su familia y en su trabajo, el cual considera el mejor del mundo.

Mientras tenga fuerza, cuenta Horacio, se mantendrá operando su retro, pero cuando estas falten, allí estará su relevo y actual ayudante José Andrés González, ya tan conocedor de los caprichos de su entrañable máquina.

El testimonio de este último corroboró la autenticidad del mensaje trasmitido desde la mirada de Lazo Troncoso, quien forma parte, de los en su mayoría, jóvenes operarios de la maquinaria que prepara la tierra de la actual siembra de frío.

Conocer a Horacio Lazo Troncoso, ser testigo de su modestia y su sencillez, remite al decir martiano: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. (LHS)

Olga Lidia Gómez Ramos

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