Mayabeque, Cuba: “Compañeros obreros y campesinos, dijo Fidel,  esta es la revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes”.

Y los milicianos y soldados, representantes del pueblo trabajador presentes en el sepelio de las víctimas de la artera agresión a nuestros aeropuertos, preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón, levantando los fusiles, aprobaron el carácter socialista de nuestra revolución.

Allí en la céntrica esquina de 23 y 12 en la capitalina barriada del Vedado, se escribía una de las páginas más grandes de la historia de Cuba, la que se ha ido enriqueciendo condicionada por el reto de nuestro propio destino, ser un David, frente a un Goliat que no se resigna a ser vencido por nuestra honda.

En aquella ocasión el Comandante en Jefe lo expresaría y se convirtió en una certeza, la misma piedra que venció a Goliat sería una molestia permanente en el zapato del imperio «… lo que no pueden perdonarnos es que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos, que estemos aquí…

Un día como hoy, en un día de abril de fusiles y de héroes, se estaría produciendo un decisivo salto en la conciencia política del pueblo, con este hecho que marcó sin dudas el camino a seguir en la construcción de un proceso social basado en el humanismo y la equidad. Como un Girón, 60 años después, como expresa la propia convocatoria al Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba que abre sus históricas puertas precisamente hoy, frente al imperio que nunca logrará doblegarnos y ante las ingentes dificultades presentes y futuras por poderosas que sean, una vez más proclamaremos ante el mundo nuestra convicción irreductible de victoria en el que se afianzaran las ideas, se reconocerá la historia y se hablara de futuro. (YDG)

Olga Lidia Gómez Ramos

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