Afectaciones del bloqueo en la salud.

Este domingo, se extienden una vez más, los puentes de amor  para reclamar  nuestro  derecho  a la vida, al exigir el  fin del  bloqueo  económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América.

Los que  hemos vivido los  años de la Revolución, sabemos muy bien que este ha sido parte del  precio que hemos tenido que pagar  por  haber alcanzado  el sagrado derecho a ser libres.

El sistema de salud  ha sido uno de los flancos más sensibles por donde ha atacado con más saña el cruel engendro, dadas las dificultades  para adquirir medicamentos, reactivos, piezas de repuesto  para equipos médicos y otros insumos necesarios  para el cabal funcionamiento del sector, todo lo cual tiene que obtenerse  en mercados remotos, en muchas ocasiones con  el uso de intermediarios lo que supone  el incremento  de los precios de estos insumos.

Para aquellos que con mala intención o ignorancia  plantean que el  bloqueo no existe, sobran los desgarradores ejemplos.

El  estado cubano no puede adquirir  en el mercado estadounidense  el óxido nítrico, utilizado  para la prevención  o el tratamiento eficaz de  las crisis de  hipertensión pulmonar  aguda , las  cuales pueden ser graves  o incluso mortales .

Entre el 8 y el 10 por ciento  de las operaciones anuales  del cardiocentro  pediátrico  son realizadas a niños que padecen esta enfermedad.

El óxido nítrico  debido a su contenido  potencialmente explosivo  solamente puede  ser transportado por barco  y por tiempos cortos de navegación  lo que impide ser traído desde mercados lejanos, las cifras  de las afectaciones  solamente en este sector de la salud superan  con creces  los 105 millones de dólares.

Sin embargo este 23 de junio cuando  presentemos  una vez más a la Asamblea  de las Naciones Unidas  la resolución  sobre la necesidad de poner fin al bloqueo, más  allá  de valores y cifras  reiteraremos al mundo , el  verdadero impacto  de este genocidio , el que habla  del  sufrimiento, la angustia  y la desesperación  de niños y sus familias  que no pueden contar medicamento idóneo para preservar el bien más caro, la vida. Este dolor  no podrá ser jamás  cuantificado. (BSH)

Olga Lidia Gómez Ramos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *